Publicado en: Cabrera, E., Mercolli, C. y R.
Resquin (eds.) 2000. Manejo de fauna silvestre en Amazonia y Latinoamérica. CITES
Paraguay Fundación Moisés Bertoni University of Florida. Asunción,
Paraguay. 578 p.
Resumen
Los recursos alimenticios tradicionales de los Wichi
(cazadores-recolectores) en la margen Sur del río Pilcomayo fueron inventariados mediante
prospección en el terreno, técnicas de observación participativa y entrevistas
semiestructuradas, concentradas en 9 comunidades indígenas entre Mayo y Noviembre de
1998.
Se identificó 32 especies de plantas nativas, 9 cultivos introducidos,
10 variedades de miel (9 correspondientes a avispas y abejas nativas y la restante a Apis
mellifera), los 10 peces mas preciados como alimento, que a la vez tienen valor
comercial, 5 reptiles, 13 aves y 18 mamíferos.
La disponibilidad de la fauna se conoció por medio de entrevistas a
cazadores, lo que se relacionó con los requerimientos de hábitat de las distintas
especies y el estado general de la vegetación del ecosistema.
La disponibilidad de los recursos florísticos, está condicionada por
su palatabilidad para el ganado y la explotación forestal.
El problema principal es el sobrepastoreo, que además de afectar la
regeneración del bosque y las pasturas, conduce al retroceso del río Pilcomayo por
sedimentación, lo que amenaza la continuidad de las poblaciones indígenas asentadas en
sus márgenes. La eliminación de los árboles huecos usados como hábitat de refugio y
nidificación por abejas, Anatidos, Psitacidos, Tayasuidos y Cavidos es otro ejemplo del
uso irracional del ecosistema.
Es necesario reglamentar la caza de subsistencia y asignar derechos de
uso a los pobladores locales, fortalecer la agencia provincial de fauna e implementar
proyectos de ecodesarrollo productivo para revertir la actual degradación de los recursos
naturales en el área de estudio.
1. Introducción
Los derechos que poseen o alegan los indígenas sobre la propiedad de
la tierra y su relación con la sostenibilidad del uso de los recursos naturales, en
función de los cambios culturales y tecnológicos incorporados a través de su contacto e
intercambio con la sociedad circundante, movilizan intereses de investigación en todo el
mundo: Aberley (1993); Bodmer et al. (1997); Brody (1988); Campos Rozo et al. (1996);
Prescott Allen y Prescott Allen, (1996); Redford y Mansour (1996); Robinson y Redford
(1991); Saravia Toledo y del Castillo (1988); Simonetti (1996); (Townsend, 1996a, 1996b).
En Salta, aquellos intereses de estudio se incrementaron, después que
indígenas de varias etnias, entre ellos los Wichi o Mataco, comenzaran a organizarse para
reclamar el dominio de las tierras que habitan, correspondientes a los Lotes Fiscales 55 y
14 en el Departamento Rivadavia, ubicado en el Chaco Semiárido, área de estudio de esta
investigación (Barbarán, 1998, 1999a, 1999b); Carrasco y Briones (1996); Díaz (1995);
Rodríguez y Buliubasich (1994); Saravia Toledo (1995,1997); Trinchero et al. ( 1992).
Debido a la escasez de precipitaciones y a la concentración de estas
durante el verano, entre Diciembre-Marzo (oscilan entre 500 y 650 mm de promedio anual),
las actividades económicas principales en el Chaco Semiárido son la ganadería a campo
abierto, la explotación forestal, la pesca, la caza y la recolección; la agricultura
solo es factible bajo riego (Bianchi y Yañez, 1992). Morello y Saravia Toledo (1959a,
1959b) advirtieron la degradación de los recursos forrajeros, forestales y faunísticos
debido al sobrepastoreo y la explotación irracional del bosque, factores que identifican
como causa de la pobreza y marginalidad de las poblaciones locales. Posteriormente Saravia
Toledo (1995) realizó un estudio integral sobre la problemática ambiental del
Departamento Rivadavia.
Con el fin específico de estudiar el uso de los recursos que los Wichi
usan para alimentarse, quienes estarían perdiendo sus hábitos alimenticios tradicionales
(Arancibia, 1973), que sufren de un bajo nivel nutricional (Maranta, 1987; Cadena, 1995) y
teniendo en cuenta los antecedentes publicados por Pessina (1988) y los comunicados por
Perez (1996) "hay muchas cosas de la tierra que aprovechamos para comer: 28 clases
de mamíferos, 10 clases de reptiles, 17 clases de aves, 21 de peces, 20 variedades de
miel, mas de 70 especies vegetales silvestres y 12 plantas cultivadas", se
definieron los siguientes objetivos de investigación:
Objetivos Generales:
-Conocer el uso y manejo de los recursos alimenticios tradicionales de
los Wichi.
-Evaluar los beneficios derivados de los frutos de caza y recolección.
-Definir proyectos aplicados para maximizar el valor local del
conocimiento ecológico
y de los recursos flora y fauna, en beneficio de las comunidades.
2. Métodos
Los métodos propuestos por Johnson (1992) para el rescate de
conocimiento tradicional sobre medio ambiente y los indicados por Martin (1995) sobre
etnobotánica, se adaptaron a las metas de esta investigación.
Para recoger la información relacionada con los objetivos planteados,
se realizaron tres viajes de campaña de diez días cada uno entre Mayo y Noviembre de
1998 con destino a distintas comunidades ribereñas (ubicadas sobre la margen Sur del río
Pilcomayo) y montaraces (situadas monte adentro, alejadas del río) teniendo en cuenta que
la alimentación varía de acuerdo a la disponibilidad de recursos que ofrecen ambientes
distintos (Tabla 1). Los viajes se hicieron en otoño, invierno y primavera, con el fin de
registrar el uso de los recursos alimenticios en las distintas estaciones del año.
Por razones metodológicas (estudio de calendarios de uso y cruzamiento
de información) y logísticas (limitaciones de tiempo y presupuesto) los parajes, San
Luis, La China y Pozo El Tigre fueron visitadas en los tres viajes; Alto la Sierra, Pozo
El Mulato y Santa María en dos; La Puntana, Pozo El Toro y Rancho El Ñato se relevaron
solo una vez.
También se recogió información en distintos pueblos y parajes
próximos a los puntos de estudio principales, que están o estuvieron habitados por los
Wichi: Cañaveral, La Magdalena, Padre Coll, Misión San Ignacio (abandonada por los
pobladores aborígenes), Santa Victoria Este y El Rosado (aunque este último paraje no
está habitado por indios, es usado por ellos como sitio de caza).
Debido a los diversidad de los recursos estudiados, se detallan a
continuación los métodos empleados para investigar el uso de cada uno.
2.1. Recursos Florísticos
El método para la detección de los recursos florísticos, fue la
observación participativa y entrevistas semiestructuradas, a los aborígenes que se
contrató en cada comunidad para asistir en la recolección e identificación de material
vegetal, además de otros informantes clave (Tabla nº 1).
Las plantas fueron recolectadas durante recorridos diarios de entre 5 y
8 hs en los alrededores de las comunidades; los guías indicaron los nombres vulgares de
cada especie consumida por ellos, modalidades de consumo y sus usos alternativos aparte
del alimenticio. En el caso de Rancho El Ñato y La China durante las dos últimos
campañas, se empleó guías criollos (pastores hispano-indígenas con hábitos de caza y
recolección) debido a la disponibilidad de recursos humanos en el momento del
relevamiento.
Se procuró que el guía tuviera suficiente experiencia acumulada en el
reconocimiento de las plantas, por lo que se prefirió informantes mayores de cincuenta
años, esto se logró en Alto la Sierra, La Magdalena, Pozo El Mulato, Rancho El Ñato y
San Luis. No obstante, la edad de los mismos en La China, La Puntana, Pozo del Tigre, Pozo
El Toro y Santa María, osciló entre los 15 y 40 años.
La mayor parte del material coleccionado resultó estéril, debido a la
intensa sequía que sufrió el área de estudio durante 1998, lo que afectó la
floración, además las salidas se efectuaron fuera de la época de lluvias.
Los ejemplares herborizados fueron determinados taxonómicamente por el
Ing. Carlos Saravia Toledo de la Fundación Para el Desarrollo del Chaco (FUDECHA), lugar
donde fueron depositados. Teniendo en cuenta que este investigador tiene mas de cuarenta
años de experiencia de trabajo continuo en el Chaco Semiárido, también se le confió
revisar las tendencias poblacionales de los distintos vegetales, a fin de predecir la
disponibilidad de cada especie en el futuro.
La lista de las plantas alimenticias coleccionadas, como así también
de las que fueron nombradas por los indígenas como tales pero que no fueron recolectadas
(caso de las plantas cultivadas) fue contrastada con la lista elaborada por Maranta (1987)
con el fin de verificar si se habían recogido especies no registradas por este
investigador.
Considerando la similitud entre los calendarios de uso publicados por
Maranta y los manifestados por los informantes sobre el terreno, se adoptan los mismos
como válidos para este trabajo, salvo en el caso de las especies que no fueron anotadas
por él.
2.2. Recursos Faunísticos
Con relación a los recursos faunísticos, los mismos guías
aborígenes y otros cazadores indicaron las especies capturadas, propósito de la
cacería, técnicas de captura, tendencias poblacionales de las distintas especies y
causas de la misma, sitios de caza actuales y antiguos (los que fueron visitados se
posicionaron con GPS) y precios de cueros, pieles, carne, plumas y huevos. Los
comerciantes acopiadores de cueros entrevistados mencionaron las especies de valor
comercial y los precios al cazador.
A efectos de verificación, las tendencias poblacionales indicadas por
los indígenas fueron comparadas con el requerimiento de hábitat de las distintas
especies y el estado general del ecosistema (Saravia Toledo, 1989a) por cuanto no se han
realizado estudios sobre densidades poblacionales en el área de trabajo
Se mantuvo tres entrevistas con la jefa del Departamento de Fauna de la
agencia encargada de la administración de los recursos naturales en Salta (Dirección
Provincial de Medio Ambiente y Recursos Naturales DPMARN-), quien se refirió a la
política de manejo y conservación de la fauna y aspectos administrativos. También se
entrevistó a dos inspectores de esa repartición, quienes se refirieron a los sistemas de
fiscalización y control vigente y su eficiencia.
Las recomendaciones sobre la habilitación de especies para caza de
subsistencia, se basa en el valor que le asignan como alimento para los pobladores locales
y el conocimiento existente sobre la biología de las especies involucradas, la
disponibilidad de hábitat (de acuerdo al estado general del ecosistema), las técnicas de
caza, las tendencias poblacionales y la dinámica de los precios de los productos y
subproductos de la fauna silvestre (Barbarán, 1999a).
2.3. Recursos Pesqueros
Pescadores de La Puntana y Cañaveral indicaron los peces que se
capturan, precios de venta, modalidades de comercialización, disponibilidad actual y
tendencia poblacional. El cacique de Misión Nueva Esperanza (Chorote) aportó importante
información con relación a proyectos relacionados con la pesca comercial, que también
afectaron a los Wichi.
2.4. Recolección
Los guías empleados en la recolección de plantas y otros
informantes, indicaron los nombres de las mieles, su disponibilidad, los requerimientos de
hábitat para cada especie, hábitos de consumo y precios de venta.
3. Resultados
3.1. Recolección de Recursos Vegetales
De acuerdo a las investigaciones de Maranta (1987) sobre los
vegetales alimenticios de los Mataco, estos consumen 76 especies nativas, de las cuales se
recogieron 32 además de otras cuatro que no están citadas por aquel autor: dos
Cactáceas Cereus validus y Opuntia brasiliensis; una Olacácea Ximenia
americana y una Convolvulacea Ipomea sp. En este último caso se cita
solo el género porque lo único que se pudo coleccionar fueron frutos secos y semillas
que se intentó hacer germinar, aunque resultaron inviables (Varela, com. pers.).
Se presenta en la Tabla Nº 2 la lista de las especies nativas
valoradas como alimento coleccionadas en el área de estudio, su nombre vulgar y
científico, su uso alternativo aparte del alimenticio, la parte consumida y su tendencia
poblacional.
Respecto a las plantas cultivadas, Maranta nombra 12 especies, de las
cuales se registraron 9 durante las entrevistas (Tabla Nº 3).
3.1.1 Disponibilidad y Tendencia Poblacional de los Recursos Vegetales
La tendencia poblacional de las especies está determinada por su
palatabilidad para el ganado; debido a que toda el área estudiada está sometida a
sobrepastoreo, solo tienden a aumentar las especies no palatables y forrajeras de
emergencia como es el caso de la mayoría de las Caparidáceas como la bola verde Capparis
speciosa y la sacha sandia Capparis salicifolia. El fruto del poroto del monte Capparis
retusa además de ser alimento humano, tiene alto valor forrajero, al proveer
proteínas que permiten al ganado asimilar el material seco disponible justo al comienzo
de la época de lluvias, ese es el motivo de que esta especie tenga tendencia poblacional
negativa (Saravia Toledo, 1996).
Especies como el algarrobo blanco Prosopis alba y la doca Morrenia
odorata, al ser altamente palatables ven su regeneración afectada por la presión
ganadera y el valor forestal del primero.
El mistol Ziziphus mistol y el chañar Geoffrea decorticans
están ampliamente disponibles al diseminarse por via endozoica al igual que el algarrobo,
pero a diferencia de este, su follaje no es atacado por el ganado y actúan como invasoras
(Saravia Toledo, 1990).
Con relación a las plantas cultivadas, los niños aborígenes consumen
distintas hortalizas provistas por las huertas que se cultivan en las escuelas,
promovidas por el Programa Prohuerta del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
Parte de las verduras que los indígenas manifiestan consumir se cultivan en pequeñas
áreas cercadas, con semillas provistas por distintos programas de ayuda, provenientes del
gobierno, iglesias e instituciones filantrópicas.
3.1.2 Preferencias de Consumo y Causas del Reemplazo de los Recursos
Vegetales Tradicionales
Considerando las especies vegetales nativas, las mas apreciadas son
el algarrobo, chañar, mistol, chaguar blanco Bromelia serra y chaguar negro Bromelia
hieronymi, debido a su sabor y a que no requieren largos procesos de preparación.
El fruto del chañar es el primero en madurar, ya que lo hace al
comenzar las primeras lluvias hacia fines de Noviembre. Solo está disponible durante 15
días antes de degradarse, por lo que las mujeres se apresuran a recolectarlo.
En años muy lluviosos, los frutos del algarrobo blanco son
rápidamente atacados por insectos y se pudren rápidamente, lo que disminuye su
disponibilidad para consumo humano y para el ganado.
La doca es ligeramente amarga debido a su contenido de saponinas; por
igual motivo el poroto del monte debe ser hervido tres veces antes de consumirse, en
cambio la sacha sandia requiere siete hervores con sus respectivos cambios de agua, ya que
el fruto posee veneno activo.
La gran cantidad de tiempo y energía que insume la recolección de
frutos en cantidades suficientes para toda la familia, a lo que hay que agregar la
competencia por apropiarse de ellos debido a la concentración de población que los
consume y el tiempo que implica su preparación para eliminar principios que afectan el
sabor, han conducido a que los aborígenes consuman estas especies como último recurso y
se inclinen en cambio, a consumir vegetales disponibles en el comercio, como el arroz, el
maíz y el poroto alubia, además de cultivar especies adaptadas a las zonas áridas como
el anco Cucurbita moschata y la sandía Citrullus vulgaris.
Durante épocas de escasez, los indígenas se adaptan a consumir lo que
está a su alcance, Maranta expresa al respecto: "muchos de los vegetales que
según referencia se consumían en invierno, posiblemente solo fueron consumidos por la
hambruna y no por el aprecio que se les tenía".
La distancia a los centros de producción y el alto precio explican la
falta de hábito en el consumo de verduras y sobre todo de frutas.
Si bien se observó la instalación de huertas, la mayoría de estas
fracasó por falta de riego, falta de mantenimiento del sistema de bombeo, por falta de
combustible para bombear el agua, ataque de vizcachas Lagostomus maximus y aves
fruguívoras y granívoras a los cultivos o porque los aborígenes optaron por vender o
trocar las herramientas e insumos que les habían sido provistos para el cuidado de la
huerta, priorizando cubrir necesidades inmediatas.
3.1.3. Dos Iniciativas: Cultivo del Chaguar y Propiedad Intelectual
Si bien las familias Wichi tienen ingresos estacionales en concepto
de venta de pescado, cueros de fauna silvestre y ocasionalmente trabajo asalariado, las
mujeres practican la única actividad que proporciona ingresos a la economía familiar
durante todo el año, confeccionando artesanalmente bolsas de chaguar blanco conocidas
como "yicas" y en menor medida cintos de la misma fibra con hebilla de palo
santo Bulnesia sarmentoi, además de ocuparse de las tareas domésticas, el cuidado
de los hijos y la recolección.
Las yicas se truecan por comida en los almacenes cercanos a las
comunidades por el valor de entre $ 2,80 y 3 por unidad y los cintos a $ 0.50, aunque en
Santa Victoria Este, un grupo de religiosas de Buenos Aires visita la zona una vez al mes
pagando $ 10 en efectivo por las yicas de mayor calidad.
La mayoría de las tejedoras solo puede confeccionar una sola bolsa por
día si dedica todo su tiempo a esa labor, motivo por el cual generalmente no dedican mas
de medio día a las actividades de recolección de frutos.
Aunque la confección de una yica puede insumir mas de una semana,
considerando el largo proceso que insume la recolección del chaguar y su procesamiento
para la obtención de la fibra, hilado y tejido, se observó que esta es una actividad
bien organizada y funciona casi como una línea de producción, debido a la coordinación
y especialización de las mujeres en los distintos procesos. De esta manera, existe la
compra-venta de hilo de chaguar, el que es percibido en las comunidades como dinero en
efectivo (Wallis, com. pers.), siendo común el intercambio de fibras de chaguar por
pescado entre los Wichi montaraces y los ribereños.
En Alto La Sierra, cada mujer puede tejer 15 yicas al mes y cinco
cintos por días si tiene provisión constante de hilo (Santoni, com. pers.). La venta de
yicas, cobra mayor importancia en la economía de las comunidades que viven en el monte,
ya que no gozan de los ingresos que proporciona la pesca comercial.
Actualmente, las mujeres deben alejarse cada vez mas para recolectar
chaguar: las que viven cerca de Santa Victoria Este deben buscarlo mas de 30 Km. al W, en
los parajes conocidos como El Rosado, Las Torres Gemelas y El Reloj, sobre la ruta
provincial nº 54 trasladándose en camionetas del municipio, el que organiza
periódicamente viajes con ese fin. La movilidad de las recolectoras, indica el impacto de
esta actividad sobre los recursos disponibles: "las mujeres en el lapso de un mes
recorren los cuatro puntos cardinales en su tarea de recolección, hasta la distancia de
un día desde los asentamientos" (Palavecino, 1955).
Aunque numerosas propuestas de desarrollo promovieron hasta el presente
la producción de artesanías, no se prestó atención a la conservación de la fuente de
recolección de fibras vegetales, la que es simplemente consumida por los aborígenes
(Barbarán, 1999b).
Considerando esta situación y que el chaguar blanco es una especie
nativa que no necesita de riego ni técnicas complicadas para su mantenimiento y que la
disponibilidad de la fibra cerca de las comunidades ahorraría parte del tiempo destinado
a la recolección con los consecuentes beneficios sociales y económicos, se propone
iniciar el cultivo de esta especie a nivel experimental. Luna Ercilia (1977) proporciona
información detallada sobre los ensayos en el cultivo de esta Bromeliácea, habiendo
obtenido resultados promisorios.
Posteriormente a la recolección del chaguar, podría ensayarse el
empleo de un juego de rodillos dispuestos de manera similar a las máquinas para fabricar
pastas, con el fin de acelerar el proceso de macerado y limpieza de la fibra; esta es una
tecnología sencilla que se opera en forma mecánica y prácticamente no insume costos de
mantenimiento (Neumann, com. pers.). Además se observó en diversos puestos ganaderos,
máquinas de amasar fabricadas enteramente en madera, que podrían adaptarse al uso
propuesto.
Teniendo en cuenta que la fibra de chaguar ya demostró ser apta para
uso industrial, reemplazando al yute, cáñamo y lino textil durante el desabastecimiento
ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial (Arenas, 1997), y que son los aborígenes
quienes descubrieron su utilidad como fibra, se propone evaluar la posibilidad de patentar
en beneficio de ellos el uso de esta planta, a efectos de protegerlos en el caso de
emprendimientos empresariales futuros, que podrían reemplazar sus artesanías con tejidos
industriales.
La propiedad intelectual del conocimiento indígena sobre el uso y
aplicaciones de la biodiversidad, es un tema de preocupación creciente en las empresas
privadas y los distintos foros internacionales, entre los que se destacó la última
reunión sobre Medio Ambiente y Desarrollo, llevada a cabo en Río de Janeiro en 1992 y
que se conoció como Cumbre de la Tierra. (Pistorius, 1997; Unión Mundial Para la
Naturaleza, 1996). Existe creciente interés a nivel internacional sobre el uso de
recursos forestales no madereros (FAO, 1995a, 1995 b) por lo que sería factible conseguir
financiamiento para estas iniciativas.
3.2. Recolección de Miel
El consumo y comercio de la miel del Chaco alcanzó su apogeo en la
época de la conquista, a partir del uso de cuñas de hierro para extraerla de árboles
huecos, lo que evitaba a los indios el trabajo de quemar y raspar los troncos con dientes
de conejo o piraña durante días enteros para acceder a ella (Saravia Toledo y del
Castillo, 1988 ). El auge que cobró el comercio de miel en el Chaco, se debía a que fue
el único edulcorante en la campaña, hasta que se inició el cultivo de caña de azúcar
en 1760 (Cornejo, 1937).
La recolección de miel se realiza durante todo el año, recogiéndose
la de mayor calidad entre Mayo y Julio, a partir de allí las abejas tienen menos miel
porque empiezan a consumir sus propias reservas para mantenerse.
La miel es provista por avispas sociales conocidas vulgarmente como
"bala", "lechiguana" Brachygastra lecheguana y la abeja europea
Apis mellifera conocida como "extranjera". Abejas sin aguijón de los
géneros Mellipona y Trigona (Brewer y Arguello, 1980) producen mieles llamadas
"alpamisqui", "llana", "mestizo", "moro-moro",
"puisquillo", "quella" y "señorita", según los
informantes. El nombre común de la miel coincide con el de los Himenópteros que las
producen, aunque seguramente el nombre vulgar asignado corresponde a mas de una especie,
las que además están poco estudiadas (Zamar, com. pers.).
Coincidentemente, en un estudio sobre los Wichi en Bolivia,
desarrollado entre Villamontes y Crevaux, Alvarsson (1988) cita los nombres en idioma
nativo de 20 variedades de miel y aunque no proporciona los nombres científicos de las
abejas, indica que algunas pertenecen a los géneros Melipona y Trigona. Este investigador
manifiesta que los nombres en castellano de las abejas son inciertos y que a varias
especies se les asigna un solo nombre vulgar.
3.2.1.Hábitat y Nidificación
La "bala" construye el panal colgando de ramas o en el suelo,
la "lechiguana" lo hace en la base de arbustos o ramaje, y la
"extranjera" puede o no construir panales en árboles huecos. Las demás abejas
prefieren árboles huecos sobremaduros para nidificar, aunque de acuerdo a los
informantes, el "moro-moro" y el "puisquillo " pueden hacerlo en el
piso y la "señorita" suspendido de ramas. Alvarsson (1988) también indica los
sitios de nidificación de abejas y avispas; aunque esta información debería verificarse
con mas investigación.
De acuerdo a los aborígenes, los árboles huecos usados con mas
frecuencia por las abejas para construir panales, son los algarrobos blanco y negro Prosopis
alba y P. nigra, el duraznillo Rupechtia triflora, el palo cruz Tabebuia
nodosa, el palo santo Bulnesia sarmentoi y la tusca Acacia aroma.
Los árboles huecos de mayor diámetro, también son usados por el loro
hablador Amazona aestiva con el mismo fin, además de otras especies como el pato
torterudo Sarkidornis melanotus y el pato picazo Cairina moschata ; los
conejos de los palos Pediolagus salinicola los usan como refugio (ver 3.4.1.)
Para extraer la miel, los pobladores agrandan la abertura del hueco
inutilizando el árbol para la construcción de un nuevo panal y para el uso de las demás
especies de la fauna, llegando incluso a derribarlo. Esta forma de recolectar miel es
irracional, ya que si se la extraería haciendo un hueco en forma de rectángulo que luego
debe cubrirse con madera a modo de puerta, asegurándolo con barro y alambre, sería
posible cosechar miel y loros todos los años (Bucher et al., 1992). Este sencillo sistema
de cosecha, fue tomado de pobladores criollos, quienes cuidan los árboles nido de los
alrededores de su puesto ganadero (Saravia Toledo, com. pers.).
La recolección y venta de loros habladores tuvo tal impacto sobre su
población, que motivó a la suspensión de las exportaciones argentinas de esa especie en
1992 (Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente Humano, 1992), aunque las mismas
se reanudaron en forma reducida desde 1996, justamente a través de la difusión de la
técnica mencionada para conservar los árboles huecos. (Banchs y Moschione, 1996;
Barbarán y Saravia Toledo, 1997a, 1997b).
La inutilización de los árboles nido, lo que se observó en los
alrededores de todas las comunidades visitadas, motivó que la recolección de miel sea
cada vez mas difícil debiéndose recorrer distancias cada vez mayores. Actualmente, la
miel recogida tiende a ser vendida a entre $ 1 y $ 1,50 antes que consumirse, ya que ello
permite la compra de aproximadamente 2 Kg. de azúcar en los almacenes de la zona.
3.2.2. Proyectos de Producción Apícola
Después de la aparición del cólera en 1992, el Programa Solidario
Federal (PROSOL), implementó un "programa integral" para mejorar la
comercialización de la pesca, aparte de actividades de apicultura y carpintería con la
correspondiente asistencia técnica; de acuerdo con la documentación consultada, el
programa tuvo un presupuesto total de U$S 345.587 (PROSOL, s/f). La institución
responsable fue la Municipalidad de Santa Victoria Este, ya que el emprendimiento abarcaba
toda su área de influencia, calculándose los beneficiarios en 2.500 personas
Dentro de la apicultura, el PROSOL planteó como objetivo instalar 120
colmenas, distribuidas entre La Puntana, San Luís y La Gracia, además de la
construcción de galpones pequeños y la capacitación de los indígenas interesados en la
actividad, con una asignación de U$S 43.472 dentro del presupuesto programado.
El PROSOL estimó en 750 kg./año la producción de miel en el área de
influencia de Santa Victoria Este, la que se vendía a $ 1 por cada 1,2 kg., posiblemente
en 1993. Este dato de producción no es confiable, porque no se informa el método usado
para calcularla ni la fuente donde se obtuvo la información, tampoco indica de que tipo
miel se trata, aunque es de suponer que las engloba a todas.
El proyecto se proponía metas demasiado ambiciosas para la realidad de
la zona, considerando que debía competir con centros tradicionales y bien organizados de
producción apícola: "si se toma en consideración que en la Capital Provincial
se consume miel a un precio al consumidor final de $ 3 y que dicha miel proviene de
provincias como Tucumán, Santiago del Estero, San Juan y Córdoba, se infiere que existe
un mercado potencial para su comercialización".
En La Puntana, durante el trabajo de campo, se observaron cajones para
apicultura tirados en medio de la comunidad; en cambio en Santa María se observó que dos
familias, una de ellas Chorote, mantenían los cajones que les habían sido provistos,
estando en producción solo uno de ellos.
3.3. Pesca
La pesca es la actividad comercial y de subsistencia mas importante
para los Wichi ribereños, constituyendo una fuente de ingresos durante casi ocho meses
del año. Debido a su significación, los beneficios generados por la pesca son los
únicos que les permiten adquirir bienes de importancia en territorio boliviano (el río
Pilcomayo hace de frontera natural entre Argentina, Bolivia y Paraguay), principalmente en
la localidad de Esmeralda (situada frente al paraje San Luis), donde tienen mas poder
adquisitivo por la diferencia en el cambio de moneda. Compran principalmente alimentos no
perecederos, artículos para uso doméstico bicicletas, electrodomésticos, herramientas,
e incluso armas de fuego.
El inicio de la temporada de pesca comercial, coincide con el pico de
demanda de Semana Santa, practicándose desde Marzo hasta Octubre. La intensidad de la
pesca, está condicionada por la demanda de mercado, posibilidades de conservación de la
mercadería, distancia a los centros de consumo y accesibilidad a los puntos de
producción. La pesca comercial solo es legalmente permitida a los aborígenes asentados
sobre los ríos Pilcomayo y Bermejo.
Es una actividad generalmente colectiva, organizada y dirigida en cada
comunidad por "capitanes de pesca": los pescadores, usando redes individuales
llamadas "redes tijera" avanzan en abanico abarcando todo el curso del río para
maximizar la captura. Los pescadores mas hábiles para nadar y zambullirse con la red
desplegada son conocidos como "zambullidores".
Las redes tijera tienen aproximadamente 3 m. de largo y entre 1,30-1,50
m. de ancho, confeccionadas con fibras de chaguar blanco Bromelia serra y
ocasionalmente con fibras sintéticas, enmarcadas generalmente en varillas de tala Celtis
pallida especie que ofrece flexibilidad y durabilidad. Sin embargo, el uso de
embarcaciones rudimentarias fabricadas en la zona ("chalanas") y redes de hasta
40 m. no es extraño en las comunidades, y aunque su uso no es representativo en relación
con la masividad que se practica la pesca artesanal, aquel arte era desconocido en 1986,
momento en se visitó la comunidad de Santa María, justamente para averiguar la
eficiencia de captura de estas redes, fabricadas a nivel industrial.
La especie predomimante en la pesca comercial es el sábalo Prochilodus
lineatus., seguido de la boga Leporinus obtusidens. y el bagre Pimelodus
sp.. Los mas estimados por su precio y sabor son el dorado Salminus
maxillosus, el surubí Pseudoplatistoma coruscans. y el pacú Piaractus mesopotamicus.mas
frecuentes en la capturas entre los meses de Septiembre y Noviembre, antes de la creciente
que se produce durante la época de lluvias. Solo será posible conocer el número total
de las especies consumidas por los Wichi mediante un seguimiento exhaustivo de su pesca.
En efecto, un grupo de investigadores de la fundación Miguel Lillo
(Universidad Nacional de Tucumán) está realizando investigaciones relacionadas con la
contaminación de las aguas del río Pilcomayo a causa del derrame de metales pesados
desde emprendimientos mineros en Bolivia. Según el Dr. Esteban Lavilla, director del
proyecto, los indígenas "consumen de todo y van apareciendo mas de 70
especies en el estudio", la lista de las diez mas preciadas, identificadas por la
Dra. Cristina Buti, se ofrecen en la Tabla Nº 4.
La venta del pescado es una actividad organizada, realizándose
principalmente a compradores bolivianos que por lo general pagan con moneda de ese país.
Estos lo venden en Sucre, Santa Cruz e incluso La Paz, entre otros mercados. En menor
medida, los indígenas también abastecen a comerciantes de Tartagal (Provincia de Salta).
Los precios al pescador se indican en la Tabla nº 4 en dólares de Estados Unidos debido
a que existe equivalencia con el peso argentino,
Gendarmería Nacional (policía de frontera de la República Argentina)
permite el ingreso a territorio argentino, de camiones equipados con cajones térmicos de
madera llenos hasta la mitad con hielo seco, que permiten almacenar entre 4.000 y 10.000
piezas cada uno. Los camiones también estacionan frente a las comunidades, en territorio
boliviano.
Los aborígenes respetan la prioridad de cada comprador según orden de
llegada, comprometiéndose a completar la carga del camión presente en ese momento para
que no tarde en regresar a Bolivia (minimizando su costo financiero), ni pierda la
mercadería al no estar provistos, por lo general, con equipo de frío.
Durante el trabajo de campo en la localidad de La Puntana se observó
la coordinación entre pescadores y compradores bolivianos: los indios comenzaron a pescar
frente a la comunidad a media mañana, finalizando la pesca al atardecer, en la localidad
de La Curvita 20 Km río abajo. Los indígenas se movilizaban rápidamente para evitar el
frío sin detenerse en momento alguno, recurriendo a masticar hojas de coca Erytroxilon
coca para paliar el hambre generado por la actividad.
Los compradores los esperaban en el lugar de finalización de la pesca,
ya pactado de antemano como punto de encuentro para recibir el pescado, llevando registro
del nombre de cada pescador y cantidad de piezas entregadas por cada uno. Finalizada esta
tarea, trasladaron a todos los pescadores a su comunidad de origen, donde al
"capitán de pesca" le esperaba la tarea de convencer a un vecino criollo, de
que no venda pescado a otro comprador instalado al frente de La Puntana, en territorio
boliviano.
Los recursos pesqueros han sufrido un amplio retroceso por dos causas:
la sedimentación del cauce del río Pilcomayo, lo que implica su colmatación a una
velocidad de entre 5 y 17 Km./año (de la Cruz, 1996), debido a la erosión de las
cabeceras de cuenca por sobrepastoreo y la denudación del suelo por igual motivo. La
exposición de raíces de árboles mas de 30 cm. por encima del nivel actual del suelo,
prueba la magnitud de la erosión hídrica existente en el área de trabajo. Esto define
al sobrepastoreo como problema de fondo, en relación a la supervivencia de las culturas
aborígenes que habitan y dependen del río.
La otra causa de la disminución de los recursos pesqueros es la pesca
excesiva. Salvo las chutazas o viejas del agua Plecostomus cordovae y Liposarcos
anisitsi, que son poco apreciadas como alimento y no tienen mercado, los pescadores no
devuelven al río las piezas pequeñas, ya que si no alcanzan tamaño comercial (por lo
menos 1 Kg.) las usan para autoconsumo. Es así como también se ofrecen a la venta
surubíes y dorados que no superan los 2 Kg, cuando es sabido que los ejemplares adultos
superan ampliamente ese peso.
Durante las entrevistas, los indígenas se quejaron de la acción de
Gendarmería para preservar los recursos pesqueros: "nos molestan cuando sacamos
mucho pescado chico". Si a esto se suma el uso de artes de pesca irracionales
como la construcción de empalizadas para encerrar los peces y facilitar la captura
(Palavecino, 1955), lo que se agrava con el uso de explosivos en territorio boliviano
(comunicación al autor de un pescador de Santa María en 1986), puede afirmarse que la
pesca no tiene futuro como recurso.
Aunque los datos no son significativos, pero indicativos de la
productividad del río, un estudio realizado por la Secretaría de Estado de Planeamiento
de Salta (1986) infiere en ese entonces la pobreza de la pesca, en base a registros de
captura diaria durante los meses de Julio, Agosto y Septiembre recogidos de la Cooperativa
Pilcomayo, con sede en Santa Victoria Este: Misión La Merced registra el máximo número
de piezas con 162 y Misión Padre Coll el mínimo con solo dos piezas. De acuerdo al Censo
Aborigen de 1984, en La Merced había 43 varones en condiciones de pescar (entre 15 y 55
años) y 13 en Padre Coll.
Anteriormente, otros autores registraron la disminución de la pesca,
llegando a considerarla el motivo de migraciones en búsqueda de empleo (Tomasini, 1968)
quien también cita el uso artes de pesca irracionales para optimizar la captura y la
venta de pescado: "En Julio de 1967 la pesca había comenzado a escasear
prematuramente en el Alto y Medio Pilcomayo, y los Mataco y Toba de esta región
atribuían esa circunstancia a que los Churupí o Ashlushlay establecidos sobre la margen
izquierda del Pilcomayo, a lo largo de su curso inferior, habrían construido una cerca
trampa de tal tipo, que los cardúmenes ya no pudieron ascender el curso del río"
mas abajo indica: "por otra parte, al disminuir sensiblemente la cantidad de pescado,
gran parte de la población indígena, sobre todo la masculina, emigra hacia los grandes
centros azucareros o hacia los centros poblados en busca de empleos ocasionales". No
obstante en las aldeas siempre permanece un grupo de población tipo residual, compuesto
en gran parte por ancianos, mujeres y niños. La recolección pasa a tener entonces gran
importancia como fuente de sustentación"
La magnitud real de la importancia económica, social y ecológica de
la pesca, es proporcionada por Lavilla y colaboradores (1999): "..de acuerdo a una
gráfica elaborada por la Unidad de Desarrollo Forestal con datos de la Dirección
Regional CDP-Tarija, y presentada en Padilla (1998), muestra que solo en Bolivia se
comercializaron entre 1980 y 1995 mas de 800 toneladas de sábalos Prochilodus lineatus
por año llegando a mas de 1000 toneladas/año entre 1986 y 1989. Considerando valores
actuales (U$S 070), entre 1980 y 1995 habrían entrado al área de influencia de los
acopiadores bolivianos alrededor de U$S 5.950.000 solo por el sábalo"
La importante tarea que está desarrollando la Fundación Miguel Lillo,
relativa al monitoreo de las condiciones bromatológicas de los peces, será dada a
conocer a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional de
Argentina (Cancillería) posiblemente en el transcurso del año 2000 (Lavilla, com.
pers.).
Debido a su importancia socio económica, es necesario profundizar las
investigaciones sobre el impacto de la pesca comercial en las poblaciones ictícolas del
río Pilcomayo y la comercialización del pescado, tanto en Argentina como en Bolivia,
donde se llevan registros sobre el comercio de pescado en Villamontes (cerca de las
nacientes del Pilcomayo), por parte del Centro de Desarrollo Forestal (CDF). En Bolivia,
se encuentra programado un proyecto para la "Investigación y Recuperación del
Sábalo en el Río Pilcomayo", de tres años de duración, con una inversión de U$S
315.000 (Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación, 1998).
3.3.1. Pesca y Consumo de Pescado de los Wichi Montaraces
Los Wichi montaraces solo pueden practicar la pesca para
autoconsumo en lagunas temporarias o madrejones, usando también redes tijera, aunque de
menor tamaño y abertura de malla al capturar piezas generalmente mas pequeñas.
Se observó en Alto La Sierra, la confección de una red con fibras de
chaguarillo Deinacanthon urbanianum, especie que se destaca por sus cualidades de
mayor resistencia de la fibra al esfuerzo mecánico, al desgaste y la humedad (Arenas,
1997).
3.3.2. Pesca y Proyectos de Desarrollo
Existieron en Salta proyectos de desarrollo orientados a mejorar el
circuito de comercialización del pescado para beneficio de los aborígenes, ampliando su
capacidad de negociación (Barbarán, 1999b).
De acuerdo a los antecedentes consultados (Cepeda y Bernaski, 1989)
existía una cámara frigorífica fuera de funcionamiento por el simple motivo que Santa
Victoria disponía en esa época de tres horas de luz eléctrica diaria y la cámara no
contaba con grupo electrógeno propio. Se indica que la máquina para fabricar hielo no
tenía alimentación automática de agua y carecía de aislamiento, lo que afectaba su
rendimiento y que debía ponerse cielo raso al techo del local para evitar su
recalentamiento, además la fábrica de hielo necesitaba una galería que la proteja de la
insolación. Tampoco se contaba con un encargado de mantenimiento.
En base a estos antecedentes, se insistió con un "programa
integral" para mejorar la pesca, aparte de actividades de apicultura, carpintería y
asistencia técnica, con un presupuesto total de U$S 345.587 (PROSOL, s/f) al que se hizo
referencia en el punto 3.2.2.
Se decidió ampliar la cámara frigorífica, arreglar sus equipos,
comprar un grupo electrógeno, un camión Ford 400 diesel y cuatro freezer de 600 lt. de
capacidad con sus correspondientes grupos electrógenos para ser instalados en
"comunidades estratégicas": La Gracia, La Puntana, Santa María y Misión La
Paz, lo que insumía un costo de aproximadamente la mitad del proyecto integral (U$S
163.858), a lo que debe sumarse el costo de la asistencia técnica (U$S 128.500), que
implicaba la compra de una camioneta doble tracción, dos motos para todo terreno y la
contratación de tres profesionales por un año.
El proyecto se fundamentaba en que un camión frigorífico recogería
los pescados acopiados en los freezer, hacia donde concurrirían los pescadores a
entregarlo, para luego transportarlo a la cámara frigorífica y desde allí llevarlo a
los puntos de consumo. Durante la creciente del río, cuando los caminos son
intransitables, el proyecto se mantendría viable a través de la venta de hielo y
alquiler de la cámara a matarifes de la zona para almacenar carnes rojas.
Durante el trabajo de terreno, se encontró el freezer instalado en
Santa María abandonado y deteriorado. De acuerdo al testimonio del cacique Moisés
Menendez, el proyecto funcionó durante dos años, habiéndose adquirido además un
camión, una camioneta y dos motos y luego finalizó "porque no había plata para
pagar jornales de los paisanos que trabajaban allí, ni se renovaron los contratos
de los técnicos de Buenos Aires". Por su parte, el cacique de Misión Nueva
Esperanza, Fortunato Perez manifestó: "la cámara no funcionó por falta de
repuestos y además había problemas políticos". En compañía de este
dirigente, se visitó la cámara frigorífica, constatándose el abandono del inmueble y
de su equipamiento, que se encuentra totalmente deteriorado.
Las limitaciones humanas y técnicas para mantener funcionando la
empresa, además de su enorme costo operativo, contrasta con la agilidad comercial de los
compradores bolivianos que pagan inmediatamente el pescado al tener asegurada de antemano
la venta de su producto, asumiendo costos de hielo seco, transporte y estadía en las
comunidades hasta llenar sus conservadoras. Sin embargo, los costos aumentaron para estos
compradores debido al retroceso de la pesca, ya que de acuerdo a sus afirmaciones, pueden
demorar hasta 10 días en completar la carga, cuando en el pasado (no se pudo precisar
fecha) no tardaban mas de tres, de acuerdo a los testimonios recogidos.
Con relación a la comercialización, debió tenerse en cuenta que los
aborígenes que no vivían en las comunidades donde estaban instalados los freezers
debían asumir el costo de trasladarse hacia ellas, lo que les hacía perder tiempo para
pescar o reponerse de la agotadora jornada de trabajo y además, por el carácter
perecedero de la mercadería, seguramente prefirieron venderlo a los comerciantes
bolivianos, que nunca dejaron de operar en las comunidades. Además, los freezers eran de
escasa capacidad.
Cabe citar aquí a manera de comparación, las experiencias relativas
al comercio de pieles en Argentina y Canadá, basadas ambas en tareas de acopio y
posterior subasta pública: en ambos países los circuitos comerciales que reducen la
intermediación en beneficio de los cazadores y los circuitos tradicionales coexisten, aun
cuando la propuesta monetariamente mas ventajosa para los cazadores, prevalezca sobre el
sistema original en forma sostenible en el tiempo, debido a su necesidad de ingreso
inmediato (Barbarán, 1995).
3.4. Caza
En la Tabla Nº 5 se presenta la lista de las especies de valor
alimenticio cazadas por los Wichi en los distintos parajes relevados: 13 aves, 18
mamíferos y 5 reptiles (Barbarán, 1999a) aunque la lista de reptiles puede ampliarse
sensiblemente, por cuanto Cei (1993) describe 18 especies a las que cabe el apelativo de
"lagartijas" (ver Tabla 5). También se comunica allí el uso actual que se le
da a cada especie en orden de prioridad y su tendencia poblacional: creciente (+),
decreciente (-) o constante (=). Los precios de los productos y subproductos de la fauna
se dan en dólares de Estados Unidos, considerando que existe equivalencia con la moneda
argentina.
3.4.1. Caza de Subsistencia
De acuerdo a la ley provincial 5513 de protección de la fauna
silvestre (Gobierno de la Provincia de Salta, 1984), actualmente todos los habitantes del
Chaco Salteño viven en la ilegalidad, por cuanto solo es lícito cazar las especies
habilitadas para caza deportiva (4 aves y 6 mamíferos presentes en el área de estudio) y
comercial.(una especie de ave), lo que contrasta con las 36 especies de animales usadas
como alimento por los aborígenes, registradas en esta investigación. La lista se amplía
a 47 especies si se incluye a los animales que los indígenas cazan con fines comerciales
y de control (Barbarán, 1999a).
La ley tal como está redactada, pone énfasis en la protección de la
fauna, sin considerar las necesidades de los pobres. Si se pretende manejar recursos
naturales partiendo de la realidad, los pobladores deben ser considerados aliados y no
infractores de la ley.
En consecuencia, se propone habilitar la caza de subsistencia y la
recolección de productos o subproductos de las especies mas comúnmente usadas sobre todo
con fines alimenticios, por parte de las poblaciones indígenas y criollas, dándoles
prioridad de uso en relación con los cazadores deportivos, en el caso de las especies que
también estén habilitadas con este fin.
Los animales mas estimados como alimento son tres especies de
Anátidos, un columbiforme Columba picazuro, dos crácidos, donde prevalece Ortalis
canicolis, un rheiforme Rhea americana, un cérvido Mazama guazoubira,
las tres especies de Tayasuidos, principalmente Pecari tajacu y cuatro especies de
Dasipódidos, siendo el quirquincho Tolypeutes mataco el mas importante.
Existe un interesante mercado informal de carne de monte en Santa
Victoria Este, el que se repite en Morillo, La Unión y Rivadavia, donde los cazadores o
sus parientes ofrecen esporádicamente a través de la venta ambulante o por encargo del
comprador, distintas especies de aves y mamíferos.
La paloma torcaza C. picazuro mantiene sus poblaciones gracias a
la oferta durante la época seca de semillas de tala Celtis pallida, ancoche Vallesia
glabra, lecherón Sapium saltense y frutos de mistol Ziziphus mistol,
molle Schinus polygonus y diversas especies de Solanáceas como el cabrayuyo Solanun
argentinum no palatables para el ganado (obs. pers.). Esta especie incrementa
sensiblemente con la habilitación de cultivos de granos, al disponer las aves de una
mejor oferta alimenticia y a la vez refugio y nidificación en áreas boscosas (Bucher,
1984).
Los Anátidos, específicamente el pato picazo Cairina moschata
y el pato torterudo Sarkidornis melanotus, han disminuído debido a que se están
eliminando los grandes árboles huecos (principalmente para obtener leña y fabricar
carbón) que usan para nidificar (ver 3.2.1), lo que no ocurre con el patillo Oxiura
ferruginea el que nidifica sobre la vegetación de esteros y lagunas, explicándose
así la relativa estabilidad de sus poblaciones. Sin embargo esta especie puede verse
afectada negativamente en años de escasas precipitaciones al disminuir la disponibilidad
de lagunas temporarias, las que a su vez se van colmatando con sedimentos originados por
el sobrepastoreo y tala irracional del bosque, al eliminarse la cobertura del suelo.
Se observó que la charata O. canicolis es abundante sobre todo
cerca de cuerpos de agua permanente y aunque es cazada frecuentemente, el número
capturado por lo general no excede de la cantidad necesaria para preparar una o dos
comidas para el núcleo familiar en el caso de los cazadores criollos, quienes viven
aislados en puestos ganaderos ubicados hasta a 15 Km de distancia entre ellos. Los
indígenas tienden a capturar mas charatas debido a que los excedentes de las necesidades
familiares se redistribuyen entre parientes y demás miembros de la comunidad que habitan,
situación que se repite con todas las especies cazadas.
Salvo el quirquincho, que al no cavar cuevas para escapar o refugiarse
es fácilmente capturado con la ayuda de perros; las poblaciones de las demás especies de
armadillos se han mantenido relativamente constantes, salvo en áreas donde se concentra
la población humana, siendo ampliamente consumidas. La mulita Dasypus novemcinctus
prefiere los ambientes húmedos (Saravia Toledo, com. pers.). La venta de carne de
armadillos, principalmente quirquinchos, se limita a encargos ocasionales, que a veces
pueden implicar un número importante de ejemplares.
En el caso de los pecaríes y las corzuelas M. guazoubira, cabe
aclarar que tienen como principal problema la destrucción de su hábitat y no la caza
(Saravia Toledo, 1989a), aunque la carne de estas dos especies es sumamente apreciada,
igualando en el mercado de carne de monte al precio a la carne vacuna ($ 2/Kg.).
Actualmente el cuero del pecarí tiene un precio al cazador que no
justifica perseguirlo con ese único fin ($ 3), siendo la carne el principal objeto de la
cacería, además es necesario desplazarse distancias de entre 15 y 30 Km para poder
cazarlo debido al retroceso del hábitat y es necesario que el cazador cuente con buen
estado físico y perros entrenados para una cacería exitosa. La demanda de cueros se
reduce a pedidos de poca monta por parte de acopiadores y fabricantes locales de botas,
aunque el precio final del cuero curtido en la ciudad de Salta puede alzanzar valores
altos: $ 45 el metro cuadrado (Barbarán, 1997).
En prácticamente todos los puestos ganaderos es posible observar
cueros de corzuela en mal estado, evidenciando que la carne es el objetivo principal de la
captura, para evitar empobrecerse en ganado.
El ñandú Rhea americana por lo general no es cazado por los
pobladores criollos salvo alguna necesidad doméstica (cuero para la fabricación de
sillas y bombos), con el fin de mantener la fuente de recolección de huevos, aunque los
pobladores indígenas lo persiguen por su carne y existe la demanda esporádica de plumas
en vísperas de Carnaval, para la confección de disfraces (Barbarán, 1996a).
Podría explorarse la posibilidad de que los pobladores registren las
nidadas con el fin de conocer su ubicación y evaluar su productividad, lo que permitiría
en el mediano plazo definir planes de aprovechamiento de la especie, considerando que su
hábitat ha retrocedido ampliamente debido a la invasión por leñosas de los espacios
abiertos antes ocupados por pastizales (Saravia Toledo, 1989b).
Considerando estos fundamentos, se sostiene que la caza y recolección
de subsistencia debería permitirse en el caso de las especies mencionadas. Esta medida
implica la necesidad de crear la figura legal de caza de subsistencia y de establecer
programas de recuperación del ecosistema.
La legalización de la caza de subsistencia sería una primera
aproximación para evitar la actual depredación de recursos de propiedad común, al
identificarse beneficiarios con prioridad de uso por lo menos con relación a cazadores
deportivos urbanos. En una segunda etapa podría avanzarse hacia la asignación de
derechos de caza, capitalizando la experiencia canadiense (Indian and Northern Affairs,
1989, 1993; Todd y Bogges, 1987) y teniendo en cuenta la experiencia del proyecto BOLFOR
en Bolivia, sobre monitoreo de caza de subsistencia (Guinart y Rumiz, 1997; Townsend,
1996a, 1996b).
Para una mejor comprensión del significado y alcance de la caza de
subsistencia, en caso de implementarse, debería definirse una campaña educativa dirigida
a los beneficiarios, mediante la distribución de carteles explicativos en colores de las
especies involucradas, principalmente en escuelas y comercios rurales y difusión por
radio.
3.4.2.Calendarios de Uso
Los Dasipódidos se capturan principalmente durante los días
soleados de invierno (Mayo-Septiembre), durante su época de reproducción, por lo que
están mas activos y tienen mayor peso corporal. Los pichones de loro, las iguanas y las
tortugas solo están disponibles durante la época de lluvias, coincidiendo con la
actividad reproductiva de estas especies. La cacería de los demás animales se practica
durante todo el año.
3.4.3.Técnicas de Caza
Los quirquinchos se capturan con la ayuda de perros, ya que se
envuelven en su caparazón para protegerse de estos, siendo así recolectados por el
cazador. Otra técnica para cazar armadillos, es construir cerca de la cueva una
empalizada de ramas a la que se agrega peso con restos de árboles, la estructura es
sostenida por un palito que si es empujado por la presa, provocará su muerte por
aplastamiento.
La iguana se captura principalmente con la ayuda de perros, quienes al
detectarla la obligan a refugiarse en su cuevas, luego el cazador cava con la ayuda de una
pala metálica para recogerla y la sacrifica a garrotazos.
Las trampas de cepo fabricadas industrialmente para cazar zorros, se
usan para capturar vizcachas e iguanas. Esta especie también se obtiene instalando lazos
de hilo de chaguar a la salida de sus cuevas y trampas de lazo que aprisionan al animal al
extenderse un varilla vegetal flexible, dispuesta convenientemente a tal efecto.
Los pecaríes se cazan con la ayuda de perros, quienes los persiguen
hasta sus cuevas, donde son muertos usando garrotes, cuchillos o armas de fuego.
La mayoría de las aves voladoras son muertas con hondas, usando como
proyectiles bolas secas de arcilla o frutos verdes de Capparis speciosa, al igual
que las lagartijas, debido a que las piedras prácticamente no existen en el área de
estudio. También se cazan pájaros untando en ramas y alambrados, látex de doca o de
lecherón los que actúan como adhesivo (Saravia Toledo, com. pers.).
Los carpinchos pueden ser capturados con armas de fuego, o casualmente
con redes de pesca mientras cruzan el río.
Los pichones de loro hablador, son extraídos de árboles huecos con la
ayuda de hachas (ver 3.2.1)
Las armas de fuego se usan para cazar aves grandes como las charatas,
pavas, patos y suris, además de conejos, corzuelas y vizcachas.
El uso de arcos y flechas ha desaparecido, actualmente se confeccionan
solo para satisfacer la demanda de artesanías.
Se observó que los aborígenes tienden a negar la posesión de armas
de fuego por temor a que les sean confiscadas por Gendarmería Nacional. Los aborígenes
compran rifles en Bolivia (favorecidos por la diferencia de cambio de moneda) y los
introducen al país ilegalmente, en consecuencia, el número real de armas de fuego que
poseen es desconocido. Los que no poseen rifles o escopetas, suelen pedirlos prestados a
los maestros de escuela o amigos que las poseen.
Alvarsson (1988) ha realizado un detallado estudio de las técnicas de
caza de los Wichi en Bolivia.
3.4.4. Sitios de Caza Actuales y Antiguos: Motivos del Retroceso de la
Fauna
Durante la Guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay (1933-1936)
los indígenas que habitaban la ribera Norte del río Pilcomayo emigraron a la Argentina
para refugiarse. Posteriormente, se fundan "misiones" como Santa María (1940) y
La Paz (1944) (Duprez et, al. 1988) en esa época de acuerdo a los testimonios recogidos,
los indígenas cazaban en los alrededores de las comunidades.
Actualmente, la mayoría de las especies son capturadas en Bolivia y
Paraguay, ya que existe un alto número de cazadores en territorio argentino que compite
por el recurso, debido a la sedentarización y al incremento de la población aborigen. De
acuerdo a estimaciones de Saravia Toledo (1997) existían sobre el Pilcomayo (en la
Colonia Buenaventura, actualmente llamada Lote Fiscal 55) unas 1.500 personas en 1903; de
acuerdo con el Censo Provincial Aborigen (1984) la cifra aumentó a 3.296 y posteriormente
a 4.534 de acuerdo a Bulubiasich y Rodríguez (1995).
La sedentarización y aumento de la población aborigen se propicia a
través del establecimiento de infraestructura básica como pozos de agua y diversas
iniciativas de desarrollo como la fundación de escuelas, puestos sanitarios y hospitales,
además de programas de asistencia que incrementan el índice de natalidad (Barbarán,
1999b).
Los principales sitios de caza de los Wichi, en el área de estudio, se ubican a partir
de unos 30 km. al W de Santa Victoria Este, entre los parajes conocidos como El Rosado (S
22º 07 36.5" W 62º 58 17.0") y Curva de Juan (S 22º 13
34.4" W 63º 22 13.2"), siendo importantes las Torres Gemelas (S 22º
6 35.5" W 63º 07 45.9") y Jollín (S 22º 07 34.4" W
63º 14 21.5"). Pobladores criollos de El Rosado, manifestaron que no deben
alejarse mas de 5 Km. del puesto para cazar, confirmando una mejor situación de la fauna
en ese lugar.
En efecto, el cambio en la calidad del hábitat, hacia una mayor
cobertura boscosa y disponibilidad de pastos, comienza a observarse, desplazándose de
Este a Oeste, a partir del Km 60 de la ruta provincial nº 54 ( S 22º 06 45.4"
W 63º 13 8.7 ") detectándose en la banquina la presencia de Setaria sp.,
especie prácticamente ausente en áreas sobrepastoreadas
Un informante de La Curvita, manifestó que la caza comercial es el
principal motivo del retroceso de la fauna, sintiéndose claramente la escasez de animales
silvestres hacia fines de los 60. Otros aborígenes, atribuyen la disminución de la
cacería al sobrepastoreo: "las vacas de los criollos acaban con todo lo que hay
en el monte".
Sin embargo, al igual que en Pozo El Toro, los indígenas no admiten
que las cabras y cerdos que poseen, aunque generalmente en número menor que los
pobladores criollos, también contribuyen al sobrepastoreo de la zona. La falta de
precisión numérica entre el "mucho" o "poco" ganado de unos y otros,
solo afecta la velocidad con que los recursos se degradan, ya que ningún sistema de
pastoreo en el mundo puede mantenerse y menos recuperarse si se lo usa continuamente sin
ninguna tecnología de manejo del ganado, en la realidad librado a su suerte en campo
abierto, como si se tratara de fauna silvestre.
Considerando a los Wichi montaraces, uno de los caciques de la
comunidad de Alto La Sierra (existen dos caciques debido a problemas internos) y a la vez
encargado del taller de carpintería, expresó que los aborígenes casi no cazan, ya que
actualmente prefieren tener empleos para vivir.
Por otra parte, cazadores criollos corroboraron la información del
cacique: "los indios no cazan porque viven de la ayuda del gobierno, en cambio
nosotros salimos a buscar carne todos los días". En compañía de ellos, se
visitó un sitio de caza llamado El Puesto a unos 15 Km. al NE de Alto la Sierra (S 22º
41 34.2 W 62º 27 53.2"), donde se encontraron huellas y
defecaciones de corzuela y de chancho quimilero Catagonus wagneri); el hábitat
correspondía a un palosantal ubicado en un bajo que conservaba humedad.
El abandono del hábito de cazar, también expresado por otros
aborígenes de la comunidad, seguramente originado en la degradación de las fuentes de
caza y recolección, los hace mas dependientes de empleos ocasionales y de la ayuda que
pueden recibir de fuentes externas.
Diversos indígenas expresaron su intención de migrar hacia Formosa,
donde "el gobierno nos da mas ayuda"; efectivamente se observó a muchas
personas vistiendo camisetas con el logotipo de programas comunitarios de esa provincia,
donde además las madres con mas de tres hijos reciben pensiones del gobierno, por lo que
no sería de extrañar que muchas asienten allí los nacimientos.
3.4.5. Fauna, Areas de Uso Exclusivo y Categorías de Usuarios del
Recurso
La vizcacha Lagostomus maximus se percibe como plaga debido a
que sus poblaciones incrementan en áreas sobrepastoreadas, puesto que el hombre tiende a
eliminar a sus predadores naturales y puede alimentarse con la vegetación que no consume
el ganado o que constituye forraje de mala calidad.
Esta especie ofrece carne blanca de buen sabor y valor nutricional
debido a su alto coeficiente de digestibilidad, bajo punto de fusión de grasas y alto
porcentaje de proteínas. Un macho adulto pesa en promedio 7-8 Kg y la hembra 4 Kg
Además soporta una alta presión de caza, por cuanto colonias
ampliamente explotadas a través de uso de rifles calibre 0.22 no evidenciaron reducción
poblacional en el largo plazo (Jackson et al.,1996).
Estimaciones gruesas de distribución y población pueden obtenerse
contando las colonias activas sobre el terreno o usando fotografías aéreas. El censo de
vizcacheras es una forma barata de monitorear la respuesta de las poblaciones a las
acciones de manejo y cosecha regulada. La vizcacha no está en peligro, está ampliamente
distribuida y es resiliente a la presión de caza, por lo tanto existe un amplio margen de
error para el desarrollo y adopción de un sistema sustentable de cosecha.
Un primer indicio de la factibilidad social del aprovechamiento de la
especie, es que el cacique de San Luis presentó una petición escrita dirigida a un
legislador, solicitando la provisión de una escopeta para cazar vizcachas, muy abundantes
en los alrededores de la comunidad, a fin de asegurar la alimentación de su familia.
Esta propuesta, debe ser factible de implementar con un presupuesto
limitado por lo que conviene ubicarla en un área reducida fácil de monitorear, que a la
vez tenga valor demostrativo. Se propone iniciar los estudios de factibilidad en el paraje
San Luis..
Son necesarias las siguientes tareas previas:
-Censar a los aborígenes y puestos ganaderos en el área de trabajo e
indagar sobre el interés que tendrían en participar en el proyecto.
-Determinar la importancia de la fauna como fuente de alimentos e
ingresos a lo largo del año con relación a otros rubros dentro del área de estudio, a
fin de determinar la posibilidad de aprovechar otras especies y definir parámetros para
la evaluación del proyecto.
-Relevar y mapear las vizcacheras activas y abandonadas y encuestar a
los pobladores para determinar densidades y decidir cuotas de uso a distribuir entre los
beneficiarios, definiendo a la vez áreas de uso exclusivo. Aquí el criterio básico
sería asignar a cada puesto y comunidad las colonias más próximas, desarrollando
negociaciones en caso de superposición de territorio con criollos, quienes también deben
ser incluidos en el proyecto.
- Debería considerarse la posibilidad de que los pobladores se
beneficien por el cobro de servicios de guía y faenamiento.
Parte de esos ingresos deberían ser invertidos en el manejo del
recurso y capacitación tanto de los técnicos que llevarían adelante el proyecto como de
los propios beneficiarios. Toda iniciativa que se implemente debe tender a
autofinanciarse.
Considerando que uno de los principales problemas para la conservación
de los animales silvestres es su percepción como cosa de nadie, sin que existan
incentivos para su conservación generándose la "Tragedia de los Comunes"
(Hardin, 1968), se propone explorar la posibilidad de crear categorías de uso de la fauna
para distintas categorías de usuarios. Para esto, deberían definirse áreas de uso
exclusivo para cada comunidad, donde los pobladores locales tendrían la posibilidad de
cobrar a los cazadores deportivos por la obtención las especies habilitadas para caza
deportiva en el área concedida (Barbarán, 1999a).
La organización de sistemas de caza comunitaria en áreas de uso
exclusivo, también facilitaría mejorar el sistema de comercialización de especies
tradicionalmente habilitadas para la caza comercial: la iguana y la catita Myiopsitta
monacha, simplemente evaluando el volumen de cosecha y ofreciendo el producto de toda
la comunidad a exportadores de Buenos Aires (Barbarán, 1999a).
Un hecho positivo, es que este sistema de comercialización del cuero
de iguana fue implementado durante la temporada 1998-1999 como experiencia piloto, en los
parajes de Pozo El Chañar, Los Baldes y San Patricio, todos del Departamento Rivadavia
bajo la coordinación de la DPMARN y la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo
Sustentable de la Nación, obteniéndose resultados aceptables. (DPMARN, 1998).
La prohibición de comerciar cueros de iguana en 1997, benefició a las
provincias limítrofes de Formosa y Santiago del Estero, que al permitir el comercio de
esta especie, provocaron que los cueros obtenidos en Salta se legalicen en aquellas
provincias, las que recaudaron impuestos en concepto de inscripción de comerciantes
dedicados al acopio de cueros y por la emisión de guías de tránsito para el transporte
interprovincial de los mismos.
La iguana está ampliamente disponible y tiene un precio importante
(US$ 3-5) para la economía de los cazadores. Por estos motivos, era lógico habilitar la
caza comercial para la temporada 1998/99: de acuerdo a las estadísticas existentes, el
cuero se viene exportando desde 1940 sin que sus poblaciones hayan disminuido (Gruss y
Waller, 1988; Fitzgerald et. al., 1991).
Sin embargo, hace falta mas investigación antes de hacer una
afirmación definitiva en cuanto a la caza comercial de este reptil, por cuanto todos los
cazadores residentes en la ribera del río Pilcomayo indicaron que solo es posible
capturar no mas de dos iguanas por día en territorio argentino, mientras que si cruzan el
río para cazar en Bolivia o Paraguay pueden capturarse hasta seis ejemplares en el mismo
período.
De acuerdo al testimonio de un acopiador en Santa Victoria Este,
principal punto de concentración de cueros de iguana de la ribera argentina del río
Pilcomayo, la capacidad de acopio de los 18 almacenes existentes en el pueblo es de unos
600 cueros por año cada uno, salvo el acopiador mas importante que recolecta mas de
1.000. Esto significa un total de poco mas de 11.000 cueros al año, considerando que la
especie se caza entre Diciembre y Marzo.
3.4.6. Percepción de la Fauna Por los Wichi: su Relación con la
Economía de Mercado y Posibilidades de Desarrollo Sostenible
Considerando a las sociedades urbanas, los valores públicos hacia
la vida silvestre se encuentran en transición, desde una visión utilitaria hacia una
actitud proteccionista-ambientalista, muchas veces fundada en posiciones morales o
ideológicas sin argumentos científicos (Gill, l996).
En los países del Tercer Mundo, como Argentina y ante la falta de
argumentos sólidos de los administradores de la fauna silvestre para habilitar el uso de
distintas especies, los grupos ambientalistas suelen ser partidarios de aplicar "el
beneficio de la duda a favor del recurso" (Gruss y Waller,1988). En el otro extremo,
también existen presiones por parte de industriales y comerciantes para habilitar
especies de acuerdo a las demandas del mercado.
Por otra parte no existe en la legislación vigente en Salta la figura
de la caza de subsistencia; teniendo los cazadores una idea vaga sobre lo
"prohibido" y lo que "se puede", que en realidad se adapta a su
necesidad de sobrevivir.
3.5. Estado General del Ecosistema, Relaciones Hombre-Ambiente y
Posibilidades de Desarrollo
De acuerdo con el diagnóstico de Saravia Toledo (1995), el
Departamento Rivadavia, está fuertemente degradado. Por otra parte, el antropólogo
alemán Volker Von Bremen, expresó durante su conferencia "Ambiente y Desarrollo del
Gran Chaco. Su Impacto sobre los Pueblos Indígenas", que dictó en Salta el 10/3/99,
que en los Lotes Fiscales 55 y 14 se registró una degradación de la vegetación de un 15
% en 12 años, de acuerdo al análisis de imágenes satelitarias de la décáda del
80 y 90, lo que posteriormente ratificó en declaraciones periodísticas a un
diario local (El Tribuno,22/3/99).
Esta situación tiene como causa principal al sobrepastoreo, y aunque
en cantidad inferior a los pobladores criollos, se observó que muchos aborígenes crían
cabras, cerdos y exepcionalmente vacunos sin ninguna tecnología de manejo, contribuyendo
al deterioro del ecosistema. La incorporación de la ganadería a la economía de
subsistencia de los indígenas, fue señalado por diversos autores: Baldrich (1884);
Campos (1888); Krickeberg (1946).
Por otra parte, aborígenes y criollos también cortan permanentemente
postes de palo santo a pesar de su implícito compromiso de no hacerlo, formalizado en un
acta acuerdo que dio origen al Decreto nº 2609/91, el que expresa en su segundo artículo
:
"El Gobierno de la provincia se obliga a suspender hasta la
entrega de los títulos definitivos a las comunidades indígenas y criollas de los Lotes
fiscales Nº 55 y 14, la emisión de autorizaciones, como la celebración de cualquier
acto que implique la concesión de explotaciones forestales o agropecuarias en todo el
territorio de los fiscales mencionados" (Gobierno de Salta, 1995).
A pesar de ello, la tala de palo santo alcanza un auge tal, que
intentó ser reglamentada por Gendarmería Nacional, "permitiendo que cada familia
corte solo seis postes por mes, aparte de lo que necesiten para construir viviendas"
(Gonzalez, com. pers.). Sin embargo se observó el momento en que se despachó al paraje
La China, una comisión de gendarmes para llamar la atención del cacique de esa comunidad
por la corta excesiva de postes, que luego serían "blanqueados" para su venta a
través de guías forestales otorgadas sobre superficies habilitadas para aprovechamiento
forestal en propiedades privadas.
Con relación a la fauna, si bien los aborígenes conocen la historia
natural de las distintas especies, esto no implica que sepan como administrarla Redford
(1991). Por otra parte, un investigador con experiencia de campo en el estudio de las
actividades de caza y recolección de los Toba y Wichi en Salta y Formosa, enfatiza que el
ecologismo tiene mas que ver con la cultura del capitalismo avanzado, preocupada por sus
propias catástrofes ambientales, que por la cultura de los grupos cazadores-recolectores
(Gordillo, 1993).
Algunos antropólogos y grupos ambientalistas, sostienen que los Wichi
"manejan" la fauna regulando la cantidad de piezas cazadas, lo que estaría
asociado a motivos espirituales y religiosos, específicamente a la asociación entre los
cazadores y "los dueños de los animales", espíritus que además de decidir su
suerte en la actividad, les provocarían enfermedades e incluso la muerte si capturan
animales en exceso (Wallis, com.pers.). Según Gordillo y Porini (1999) esta creencia no
se corresponde con la realidad, ya que el verdadero mandato de "los dueños" es
no desperdiciar el producto de la cacería, sin que existan límites de cantidad, lo que
por otra parte fue confirmado en esta investigación a través de entrevistas a cazadores
en San Luis , Pozo del Tigre y Alto La Sierra.
Ante el argumento de que los aborígenes solo cazan lo que necesitan,
lo que a su vez es una forma indirecta de regular la cosecha de fauna silvestre, se impone
el hecho de que son consumidores de bienes y tecnologías que ellos no producen, a los que
solo pueden acceder a través del intercambio de artesanías, productos del monte o dinero
en efectivo. De esta manera, los indígenas siguen cazando lo que necesitan para acceder
al consumo de herramientas, alimentos, etc. que incorporaron a su vida diaria y que son
producidos por la sociedad circundante.
Durante la caza y la pesca, el número de piezas obtenidas, depende de
la demanda del mercado, la técnica utilizada en cada caso y el esfuerzo de captura. Esto
en épocas prehispánicas no ocurría debido a que tenían baja densidad poblacional,
amplia disponibilidad de tierras, tecnologías de caza rudimentarias y no existía
influencia del mercado (Morello, 1983). Posteriormente el uso de microtecnologías, como
las armas de hierro (como las "cuñas" para obtener loros y miel), les permitió
acceder a los recursos del bosque en forma mas rápida y eficiente.
Por otra parte, mientras los pobladores aborígenes y criollos se
empobrecen en ganado debido al sobrepastoreo y al no contar con fuentes de ingresos
permanentes y suficientes para cubrir sus necesidades básicas, tienden a presionar cada
vez mas sobre la fauna (Saravia Toledo, 1995). Romper este círculo de degradación
ambiental y pobreza no es un problema que se pueda solucionar implementando solamente
proyectos de manejo de fauna y actividades de recolección, sino que debe abordarse
mediante la implementación de proyectos de desarrollo que incrementen los ingresos de la
población local usando integralmente el ecosistema, en forma sostenible.
Saravia Toledo (1997) señala que para volver a una economía de caza y
recolección que provea suficientes recursos para la subsistencia, hacen falta 200 ha. por
persona en el Lote Fiscal 55, mientras que en el Chaco sin vinculación con ríos son
necesarias 666 ha por habitante.
Si se toman los datos poblacionales para el Lote Fiscal 55
proporcionados en 1994 por Buliubasich y Rodríguez (4.534 aborígenes), se tiene un
habitante cada 51.61 ha. de acuerdo a la superficie del lote (234.000 ha.) por lo que solo
podrían cubrir el 25 % de sus necesidades si regresan a un sistema de caza y
recolección. Para el Fiscal 14, estos autores indican 1.500 aborígenes, lo que
relacionado con la superficie (405.000 ha.) da una densidad de un aborigen cada 270 ha.,
lo que implica menos de la mitad de la superficie que necesitaría un indígena para
vivir, aun si se retira la totalidad del ganado. Por otra parte, eliminar el ganado de los
Fiscales 55 y 14 sería social y culturalmente inviable, por cuanto ya se señaló que los
indígenas han incorporado la ganadería a su economía de subsistencia.
Uno de los caminos para lograr el uso sustentable, es la puesta en
marcha de sistemas de manejo multiespecíficos que compatibilicen la caza con la
ganadería y la explotación forestal. Manejar la fauna implica manejar el hábitat, lo
que obliga a la recuperación de las pasturas y el bosque, amenazados ambos por el
sobrepastoreo. Sin embargo, este tipo de emprendimientos solo es factible a través de
grandes inversiones, que por su lenta recuperación, deben sostenerse mediante el aporte
de subsidios del Estado (Bucher et. al, 1996).
4.Discusión
4.1 Disponibilidad de Recursos Alimenticios y Estado Nutricional
Aunque no fue posible consultar el estudio realizado en 1991 donde se
ennumeran los recursos alimenticios de los Wichi al que hace referencia Perez (1996)
ver Introducción- y debido a que son coincidentes los números de mieles y especies
de peces con los citados por Alvarsson (1988), se infiere que se tomó la información de
dicho trabajo. Este investigador, se refiere a cuatro reptiles incluida la lagartija, de
la que se sabe que existen varias especies y también comunica 11 especies de aves.
Respecto a los mamíferos, cita 11 especies comestibles donde incluye un mono Cebus
apella, y un roedor Proechimys sp., ausentes en el área de estudio de esta
investigación (Redford y Eisemberg, 1992).
Con relación a la fauna, Alvarsson desgraciadamente presenta la
información de manera poco precisa, al proporcionar solo una lista de nombres vulgares e
incluso errónea, ya que cita para Bolivia a la liebre patagónica Dolichotis patagonum,
cuyo límite de distribución no supera el centro de Argentina, confundiéndola con el
conejo de los palos Dolichotis (Pediolagus) salinicola, especie netamente
chaqueña, de apariencia similar a la liebre.
Considerando que este tipo de errores ocurre con cierta frecuencia, los
antropólogos deberían poner mas cuidado cuando "identifican" especies de
plantas o animales, ya que además de asignar nombres científicos guiándose solo por
similitudes morfológicas, tienden a registrar nada mas que nombres vulgares sin proceder
a coleccionar ejemplares para su posterior determinación taxonómica.
Aunque existen guías publicadas por reconocidos investigadores
relacionando nombres vulgares con científicos ver Martinez Crovetto (1995)-, éstas
solo tienen valor orientativo, por lo que no puede eludirse la responsabilidad de
coleccionar, recurrir a guías especializadas, como las que existen para la observación
de aves y mamíferos (Narosky e Izurieta, 1993; Olrog, 1995); y para la determinación
taxonómica de peces y reptiles (Cei, 1993; Ringuelet et al., 1967) y consultar a
especialistas. Refiriéndose a la etnobotánica, Martin (1995) también insiste en la
necesidad de realizar cuidadosas colecciones de plantas. El trabajo de campo se debe
corresponder con el método científico y para cumplir con esa condición, debe ser
repetible y verificable.
Con relación a la disponibilidad de los recursos alimenticios del
Chaco y el estado nutricional de los Wichi, se cita textualmente parte de los resultados
de una investigación hecha por Cadena (1995) sobre el estado nutricional de esta etnia en
Morillo y El Chañar:
"...los alimentos del monte mas consumidos fueron
algarroba, mistol, chañar y doca. Los alimentos de orígen animal fueron quirquincho y
conejo. El análisis de la composición química de los alimentos vegetales revela un alto
contenido en agua y muy poca cantidad de proteínas, vitaminas y minerales, a excepción
de la algarroba y el chañar, por lo que se desprende que si se incorporasen en mayor
cantidad a la dieta habitual de las poblaciones, los mismos no serían una solución para
las serias deficiencias nutricionales de la comunidad.
Aunque este estudio evidentemente se hizo de manera puntual
considerando los recursos consumidos en un determinado momento del año, tiene el valor de
enfocarse alrededor de los alimentos consumidos con mas frecuencia en el momento de la
realización del trabajo, lo que es indicativo de su disponibilidad.
Si bien se infiere que la condición nutricional sería mucho mejor si
hubieran dispuesto de otros recursos alimenticios que no se citan en la investigación,
posiblemente la condición sería igualmente deficitaria, considerando que la unidad
demográfica tradicional era la banda nómade y la población era sensiblemente menor. Hoy
día en función de su contacto con los blancos, persisten en grado variable las
actividades productivas tradicionales relacionadas con la subsistencia. (Maranta, 1987).Se
puede generalizar que mientras mas intensas son las relaciones con la sociedad dominante,
hay una mayor pérdida de vigencia de las actividades tradicionales (Inigo Carrera, 1984).
De esta manera, la única forma en que podrían cubrir sus necesidades
alimenticias con los recursos tradicionales, sería la regresión a la situación
prehispánica, lo que es obviamente inviable y entra al terreno de la utopía. Cabe aquí
citar las reflecciones de Bernard y Pelto (1974) "hay necesidad de antropólogos
competentes, que se den cuenta que todos los procesos tecnológicos no son inherentemente
malos, que no sean relativistas doctrinales hasta el punto que conviertan a pueblos
aislados en museos vivos so pretexto de ahorrarles las agonías del contacto con los modos
de vida modernos".
Si bien es necesario propiciar una menor dependencia de una economía
de mercado que excluye a los pobres (Charpentier, 1995), los aborígenes son libres de
elegir lo que quieren comer y en la realidad se adaptan a lo que está disponible o a lo
que puedan acceder de acuerdo a las circunstancias que les toque vivir.
De acuerdo a los resultados del relevamiento del estado nutricional
realizado por el Proyecto de Investigación Anual 7158 del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, el que es complementario del
presente informe, actualmente, la desnutrición infantil promedio, para niños menores de
5 años es de un 30 % en el Lote fiscal 55 (Torres et. al., 1999).
5. Conclusiones
El factor principal de degradación ambiental en directa relación
con la calidad y disponibilidad de recursos alimenticios para los aborígenes es el
sobrepastoreo, problema que inclusive amenaza la continuidad cultural de los que viven
sobre las orillas del río Pilcomayo.
El sobrepastoreo define la disponibilidad de los recursos alimenticios,
que en el caso de las plantas, coincide con árboles y arbustos que no consume el ganado,
salvo como forraje de emergencia y que además se ven favorecidos por la dispersión
endozoica de las semillas.
De la misma manera, en el caso de la fauna, los animales mas
disponibles son los que aumentan con la modificación del ecosistema por la actividad
ganadera, incrementando la vizcacha y el conejo de los palos al tenderse a la eliminación
de sus predadores naturales, los que son incompatibles con la ganadería, como es el caso
de los zorros y todas las especies de felinos. También incrementan las palomas al verse
favorecidas por el establecimiento de pequeños parches de agricultura rodeados de monte,
y la catita, que ve facilitada la obtención de las semillas que usa para alimentarse, al
concentrarse estas en las deyecciones del ganado alrededor de puestos y corrales, donde a
la vez prefiere nidificar.
Las especies que requieren buena cobertura boscosa para refugio y
reproducción como en el caso de las corzuelas y los pecaríes, tienden a disminuir. La
conservación de árboles huecos en pié, es una condición básica para la producción de
mieles y la reproducción de Anátidos y Psitácidos de valor alimenticio.
Aunque el conejo de los palos y los Dasipódidos cobran relevancia en
la dieta durante el invierno, los Wichi ribereños mitigan la baja oferta de productos del
bosque con el consumo de pescado, aprovechando las migraciones de los peces que remontan
el Pilcomayo, principalmente el sábalo. Esto les da una fuente de ingresos monetarios y
proteínas, aunque la falta de consumo de frutas y verduras indicaría un déficit de
vitaminas y carbohidratos.
En el caso de los Wichi montaraces, el ingreso por venta de artesanías
durante la época crítica tiene una importancia fundamental, ya que no tienen la
alternativa de vender pescado y además sufren aislamiento geográfico: no se
beneficiarían con los programas de ayuda externa de la misma manera que los asentamientos
ribereños, al concentrarse la asistencia en el área aledaña a Santa Victoria Este, cuya
situación de emergencia tiene mayor percepción por parte del Gobierno y el público, al
verse afectada periódicamente por el desborde del Pilcomayo. Esto impulsa a muchos Wichi
de Alto La Sierra a tratar de beneficiarse con programas de ayuda del gobierno de Formosa,
con las migraciones consecuentes.
6. Recomendaciones
- Difundir la protección de árboles huecos para la cosecha sostenible de miel y fauna
silvestre.
Un incentivo para implementar esta propuesta, es extender la
habilitación de los circuitos de comercialización de loros habladores y cueros de iguana
organizado por la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable de la
Nación, hacia el área Pilcomayo.
- Crear la figura de caza de subsistencia, a fin asignar derechos de uso diferentes a
distintas categorías de usuarios, lo que permitirá legitimar el uso de las especies mas
valoradas como alimento por los pobladores locales.
Iniciar el relevamiento de vizcacheras activas y abandonadas y de nidadas de suri, a fin
de evaluar la posibilidad de implementar proyectos de uso y conservación.
- Explorar la posibilidad de asignar áreas exclusivas de caza a las comunidades
aborígenes y a los criollos, lo que les permitirá tener un incentivo para conservar la
fauna aun cuando persistan los reclamos por la propiedad de la tierra.
- Iniciar estudios sobre la productividad de la pesca en el río Pilcomayo.
- Evaluar la factibilidad social de difundir el cultivo del chaguar Bromelia serra.
- Buscar asesoramiento legal especializado para evaluar la posibilidad de patentar el uso
de la fibra de chaguar en beneficio de las comunidades.
- Implementar un proyecto de desarrollo que tenga por objetivo el manejo integral
compatibilizado de ganadería, bosques y fauna, usando tecnologías probadas en otras
áreas del Chaco Semiárido.
- Considerando la larga lista de fracasos en el área Pilcomayo, y que ningún proyecto de
desarrollo dirigido a indígenas pudo funcionar sin continuidad de financiamiento en
tiempo y forma y coordinación externa, es imprescindible no confiar su ejecución a
organismos vulnerables a manipulaciones políticas.
7. Agradecimientos
Mi mas sincero reconocimiento a los guías aborígenes y criollos
que me acompañaron durante la recolección de plantas compartiendo su conocimiento, a los
que me permitieron acompañarlos a pescar, y a los hermanos Fidel y Rubén Arias de Alto
La Sierra, ambos formidables cazadores. A Carlos Saravia Toledo (FUDECHA) por la
determinación taxonómica de las plantas, indicar sus tendencias poblacionales y
transmitirme sus conocimientos y experiencias de vida en el Chaco Semiárido. A Esteban
Lavilla (Universidad Nacional de Tucumán) por compartir conmigo valiosa información
sobre la pesca en el río Pilcomayo A Sonia Zjaria y Eduardo Villagrán (DPMARN) por su
constante cooperación. Roberto Neumann (INTA Salta) asesoró sobre el cultivo del
chaguar. Estela Neder de Román (Intituto de Biología de la Altura de la Universidad
Nacional de Jujuy) y María Inés Zamar (Universidad Nacional de Salta) brindaron
información y bibliografía sobre la taxonomía de Himenópteros. Cristina Buti
(Fundación Miguel Lillo) proporcionó una lista de los peces del río Pilcomayo y Gladys
Monasterio de Gonzo (Universidad Nacional de Salta) también contribuyó identificando
peces. Gendarmería Nacional, Sección Santa Victoria Este, proveyó apoyo logístico .Mi
agradecimiento especial a Graciela Torres (CONICET) por invitarme a integrar su equipo de
investigación. Este trabajo integró el PIA 7158 del CONICET
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Tabla nº 1: Entrevistas realizadas en el área de estudio
Lugar y
Posición Geográfica |
Categoría del Informante |
Aborigen |
Criollo |
Maestra/o |
Gendarme |
Comerciante |
Alto La Sierra M S 22º
47 58.4"
W 62º 29 56.5" |
7 |
4 |
0 |
0 |
0 |
Bellavista M (Se entrevistó
a cazadores de
este paraje cerca de Puesto
Las Delicias. No se recolectaron plantas) |
2 |
0 |
0 |
0 |
0 |
Cañaveral R (Adyacente a
Santa Victoria Este). No se recolectaron plantas |
3 |
0 |
0 |
0 |
0 |
El Rosado C S 22º 07
36.5"
W 62º 58 17.0"
Sitio de caza. No se recolectaron plantas |
0 |
2 |
0 |
0 |
0 |
La China M S 22º 25
43.4"
W 62º 47 29.4" |
1 |
5 |
0 |
0 |
1 |
La Curvita R S 22º 07
0.27"
W 62º 49 54.8"
No se recolectaron plantas |
1 |
0 |
0 |
0 |
0 |
La Magdalena M S 22º
00 7.16"
W 62º 56 7.43" |
0 |
4 |
0 |
0 |
0 |
La Puntana R S 22º 01
22.1"
W 62º 49 50.5 |
4 |
0 |
2 |
0 |
0 |
Misión Nueva Esperanza (Chorotes) (Adyacente a
Santa Victoria Este).
No se recolectaron plantas |
1 |
0 |
0 |
0 |
0 |
Padre Coll C (A 1 Km. de
Santa María, no se recolectaron plantas) |
0 |
1 |
0 |
0 |
0 |
Pozo El Mulato M S 22º
47 58.4"
W 62º 24 23.5" |
4 |
0 |
1 |
0 |
0 |
Pozo El Tigre R S 22º
19 16.0"
W 62º 38 57.3" |
5 |
0 |
3 |
0 |
0 |
Pozo El Toro M S 22º
31 20.0"
W 62º 45 8.45" |
1 |
1 |
0 |
0 |
0 |
Rancho El Ñato C S 22º
19 4.36"
W 62º 50 7.90" |
0 |
3 |
0 |
0 |
0 |
Puesto Las Delicias C No se
recolectaron plantas |
0 |
0 |
0 |
0 |
1 |
San Ignacio A (Adyacente a
Pozo El Tigre). No se recolectaron plantas |
0 |
1 |
0 |
0 |
0 |
San Luís R S 22º 16
07.8
W 62º 38 25.5" |
12 |
0 |
2 |
0 |
0 |
Santa María R S 22º
09 16.4"
W 62º 48 48.4" |
5 |
0 |
0 |
0 |
1 |
Santa Victoria Este R S 22º
16 20.1"
W 62º 43 05.4"
Se entrevistó a cazadores. No se recolectaron plantas |
2 |
0 |
0 |
2 |
3 |
Total |
|
|
|
|
|
C: Puestos de criollos
M: Wichi montaraces
R: Wichi ribereños
Tabla Nº 2: Lista de plantas nativas de importancia alimenticia,
consumidas por los Wichi.
Familia |
Nombre
Vulgar |
Nombre
Científico 1 |
Uso Adicional al Alimenticio e Importancia
en el Ecosistema |
Parte
Consumida y
Epoca de cosecha 2 |
Forma de Consumo |
T
E
N
D |
|
Apocinaceae |
Ancoche |
Vallesia glabra |
Forraje de aves |
Fruto (Dic-Feb) |
En fresco |
+ |
|
Asclepiadaceae |
Tramontana |
Funastrum gracile |
Forraje de Emergencia 3 |
Hojas y
tallos
(Nov-Feb) |
Hervido |
= |
Doca |
Morrenia af. odorata |
Buen forraje3 Latex usado como pegamento para
cazar aves untado en ramas y alambrados |
Fruto (Dic May) |
Asado |
- |
Doca de zorro |
Funastrum clausum |
Forraje de emergencia |
Semillas (Dic- Feb) |
Hervido o asado |
= |
Bromeliaceae |
Chaguar |
Bromelia hyeronymi |
Forraje de pecaríes. Flor y fruto son
forraje de emergencia |
Base de la hoja (Jun-Sep)
Fruto
(Ene-Dic) |
Al rescoldo
En fresco |
= |
Chaguar |
Bromelia serra |
Alimento humano. Forraje de pecaríes.
Flor y fruto son
forraje de
emergencia |
Base de la hoja (Jun-Sep)
Fruto
(Ene-Abr) |
Al rescoldo
En fresco |
= |
Cactaceae |
Ucle |
Cereus validus* |
La tintura de la cáscara se usa
para jugar
carnaval
Forraje de aves |
Fruto (Dic-Mar) |
En fresco |
= |
Ulua |
Harrisia pomarensis o H. bonplandii |
----------- |
Fruto (Dic-Abr) |
En fresco |
= |
Tabla nº 2 (continuación) |
Cactaceae |
Tunilla y perro |
Opuntia brasiliensis* |
------------ |
Fruto (Dic-Abr) |
En fresco |
= |
Quiscaloro |
Opuntia pampeana |
Hojas quemadas p/forraje de mantenimiento Forraje
de corzuelas |
Fruto (Ene-May) |
En fresco |
+ |
Penca roja |
Opuntia
retrorsa |
-------------- |
Fruto (Dic-Abr)
|
En fresco |
= |
Cardón |
Stetsonia corine |
Forraje de emergencia |
Fruto (Nov-Mar) |
En fresco |
= |
Capparidaceae |
Poroto del monte |
Capparis retusa |
Buen forraje |
Fruto (Dic-Feb) |
Hervido tres veces |
- |
Sacha sandía |
Capparis salicifolia |
Veneno activo en frutos. Forraje de emergencia.
Los edentados, lagartija,iguana, conejo y vizcacha consumen el fruto. |
Fruto (Dic-Feb) |
Consumo
en fresco
Hervido siete veces si se recoge inmaduro, para neutralizar el veneno |
+ |
Bola verde |
Capparis speciosa |
Forrajera de emergencia (ramas y hojas)
. Las charatas y otras aves consumen el fruto.
Proyectil de honda cuando verde |
Fruto (Dic-Feb)
Tallos, hojas, flores y frutos
Se observó consumo en Agosto |
Consumo
en fresco
Hervido |
+ |
Sacha membrillo o Bola y gato |
Capparis tweediana |
Medicinal. (indigestión)
Buen forraje |
Fruto (Dic-Feb) |
En fresco |
= |
Caricaceae |
Salvavida |
Jacaratia corumbensis |
Recurso acuífero Forraje de
iguanas |
Raíz acuifera |
En fresco |
= |
Convolvulaceae |
Batata del monte |
Ipomea sp.* |
Forraje de
pecaríes |
Raíz (Dic-Mar) |
Hervida |
- |
Tabla nº 2 (continuación) |
Leguminosae |
Chañar |
Geofroea Decorticans |
Buen forraje de ganado.
Alimento de
charatas.
Fabricación de sillas, mesas, bateas y cabos de herramientas |
Fruto (Nov) |
Hervido y
Molido
(para añapa) |
= |
Tusca |
Acacia aroma |
Medicinal (tos y heridas) Buen
forraje en invierno
Raíz tintórea (rojo)
Los frutos son consumidos por zorros y pecaríes |
Fruto (Mar-Abr) |
Consumo en fresco y fermentado |
+ |
Algarrobo blanco |
Prosopis alba |
Alimento humano. Tintórea (negro)
Medicinal
(antiasmático)
Buen forraje. |
Fruto (Dic) |
En fresco,
macerado, molido |
- |
Quiscataco o Guaschin |
Prosopis elata |
Buen Forraje.
Consumido por corzuelas. Postes |
Fruto (Dic-Ene) |
En fresco |
= |
Algarrobo negro |
Prosopis nigra |
Alimento humano. Buen Forraje
Uso veterinario
(cuando los animales no van de cuerpo). Postes |
Fruto (Dic) |
Molido y mezclado con algarrobo blanco |
+ |
Vinal |
Prosopis
ruscifolia |
Buen forraje de Ganado
Medicinal
(colirio) |
Fruto
(Dic) |
Consumo
en fresco |
+ |
Moraceae |
Mora |
Maclura tinctoria |
Forraje |
Fruto (Dic) |
En fresco |
|
Tabla nº 2 (continuación) |
Olacaceae |
Pata |
Ximenia *
americana* |
Tintorea Curtiente
Forraje de emergencia
Alimento de iguanas
Cabo de talero
(criollos) |
Fruto (Dic) |
En fresco |
= |
Passifloraceae |
Granadilla |
Passiflora sp. |
Forraje de aves |
Fruto (Dic-Feb) |
En fresco |
= |
Portulacaceae |
Verdolaga |
Portulaca sp. |
Buen forraje |
Tallos y hojas (Dic-Abr) |
En fresco |
= |
Rhamnaceae |
Mistol |
Zizyphus mistol |
Medicinal (indigestión)
Tintorea
Buen forraje de ganado y la fauna silvestre (Edentados, iguanas, zorros corzuelas y
pecaríes) |
Fruto (Oct-Mar)
|
En fresco |
= |
Santalaceae |
Sacha pera |
Acanthysiris falcata |
Forraje de emergencia. Alimento de iguanas.
Tirante de techos, cabo de herramientas |
Fruto (Nov-Dic) |
Consumo en
fresco |
= |
Sapotaceae |
Molle |
Bumelia obtusifolia |
Forraje de emergencia de ganado (ramas y
hojas) y fauna
Cabo de herramientas |
Fruto (Dic-Ene) |
En fresco |
= |
Solanaceae |
Ají del monte |
Capsicum chacoense |
Forraje de emergencia |
Fruto (Ene-Abr) |
En fresco o Secado y
Molido |
- |
Tomatillo |
Solanum sisymbrifolium |
------------ |
Fruto (Dic-Mar) |
En fresco |
= |
Tabla nº 2 (continuación) |
Typhaceae |
Totora |
Typha dominguensis |
------------ |
Rizoma (May-Ago) |
------------- |
= |
Ulmaceae |
Tala |
Celtis pallida |
Forrje de emergencia
Frutos
consumidos
por
Aves e
iguanas
Marcos para
honas |
Fruto (Dic-Mar) |
|
= |
Vitaceae |
|
Cissus sicyoides |
Alimenticia |
Tallo y Raíz (May-Sept) |
Hervido |
= |
1
Las plantas fueron recolectadas por Francisco Barbarán e
identificadas por Carlos Saravia Toledo, Fundación para el Desarrollo del Chaco, Salta
2
Según Maranta (1987)
3
La calificación de la calidad del forraje (de emergencia
o bueno) es indicativo de la tendencia poblacional de las distintas especies.
TEND: Tendencia poblacional
* Especies que se agregan a la lista de Maranta (1987).
Tabla Nº 3: Plantas cultivadas consumidas por los Wichi
en el área de estudio.
Nombre Científico |
Nombre Vulgar |
Citrullus vulgaris |
Sandía |
Citrus limon |
Limón |
Cucumis melo |
Melón |
Cucurbita maxima |
Zapallo |
Cucurbita moschata |
Anco |
Phaseolus vulgaris |
Poroto |
Saccharum officinarum |
Caña de azúcar |
Zea mais |
Maíz |
Fuente: Entrevistas en el área de estudio
Tabla nº 4: principales especies de peces consumidos y comercializados por los
Wichi en el río Pilcomayo.
Especie 1 |
Nombre Vulgar |
Modalidad de Comercio |
Precio en U$S |
Hoplias malabaricus |
Dentudo |
? |
? |
Leporinus obtusidens |
Boga |
Por unidad 3 |
13 0,754 |
Liposarcus anisitsi |
Vieja de agua |
----------- |
--------- |
Piaractus mesopotamicus |
Pacú |
Por Kg. |
13 1,404 |
Pimelodus sp. |
Bagre |
Por unidad 3 |
14 0,755 |
Plecostomus cordovae2 |
Vieja del agua |
------- |
------- |
Prochilodus lineatus. |
Sábalo |
Por unidad 3 |
14 0,755 |
Pseudoplatystoma coruscans |
Surubí |
Por Kg. |
14 1,405 |
Pterodoras granulosus |
Armado |
? |
? |
Salminus maxillosus |
Dorado |
Por Kg. |
14 0,755 |
Schizodon fasciatus |
Sacha-boga |
? |
? |
Sorubim lima |
Cucharon |
? |
? |
1
Según Buti (com. pers. , 1999)
2
Determinado por Gladys M. de Gonzo (Universidad
Nacional de Salta)
3
Precios en La Puntana (26/5/98) Si las piezas son
pequeñas (inferiores a 1 Kg.) se pagan
dos por $ 1. Si hay mucha oferta, el precio baja a $ 0.60.
4
Precios en Cañaveral (20/8/98)
? Estas especies son consumidas por los Wichi, pero no se tiene certeza
sobre si tienen o no
demanda de mercado.
Tabla Nº 5: Especies de la fauna con valor alimenticio
consumida por los Wichi y tendencias poblacionales en el área de estudio. Equivalencia
monetaria:
$1 = U$S 1
Especie
Cazada |
Nombre Vulgar |
Tendencia
Poblacional |
Motivo de Caza (por Prioriad) |
Precios al Cazador: Años 1997 1998 en
dólares USA |
Reptiles |
Boa constrictor
Occidentalis |
Lampalagua |
- |
Comercio-Alimento (carne principalmente
consumida por indígenas). |
$ 4 (demanda ocasional) |
Caiman latirostris |
Yacaré |
+ |
Control Alimento |
--- |
Chelonoidis chilensis |
Tortuga |
- |
Comercio de mascotas-Alimento |
---- |
Tupinambis rufescens |
Iguana |
= |
Comercio de cueros Alimento |
$ 3-5 (trueque) |
Teius teyou* |
Lagartija |
= |
Alimento |
--- |
Aves |
Amazona aestiva |
Loro hablador |
- |
Comercio de mascotas-Alimento |
$ 5 |
Cairina moschata |
Pato picazo |
- |
Alimento |
--- |
Chunga burmeisteri |
Chuña |
- |
Alimento |
|
Columba picazuro1
|
Paloma torcaza |
= |
Alimento |
--- |
Columbina picui1 |
Palomita |
= |
Alimento |
--- |
Egretta alba |
Garza blanca |
= |
Alimento |
--- |
Myiopsitta monacha |
Cata |
+ |
Comercio de mascotas-Alimento |
$ 0,50 - 1 |
Ortalis canicolis |
Charata |
+ |
Alimento-Comercio esporádico de carne de
monte. |
$ 0,50 (adulto) $ 1 (pichón) |
Oxiura ferruginea1 |
Patillo |
= |
Alimento |
--- |
Penelope obscura |
Pava |
- |
Alimento |
--- |
Rhea americana |
Ñandú |
- |
Alimento: huevos (carne
principalmente consumida por indígenas).
Comercio
Esporádico de plumas |
Plumas:$ 7/Kg. Huevos: $ 2 c/u |
Zenaida auriculata1 |
Bumbuna |
= |
Alimento |
--- |
Sarkidornis melanotus |
Pato torterudo |
- |
Alimento |
--- |
Mamíferos |
Catagonus wagneri1
|
Chancho quimilero |
- |
Alimento-Comercio esporádico de carne de monte |
$ 2/Kg. |
Chaetophractus vellerosus |
Pichi |
= |
Alimento Comercio esporádico de carne de monte |
$ 2 (se vende por unidad) |
Dasyprocta sp. |
Aguti |
- |
Alimento |
----------------- |
Dasypus novemcinctus |
Mulita |
= |
Alimento Comercio esporádico de carne de monte |
$ 2 (se vende por unidad) |
Euphractus sexcintus |
Gualacate |
= |
Alimento-Comercio |
$ 3 (se vende por unidad) |
Felis geofroyi |
Gato del Monte |
+ |
Control - Alimento |
------- |
Felis yaguaroundy |
Gato del Monte |
+ |
Control-Alimento |
------- |
Galea musteloides ** |
Cuis, tuco-tuco |
+ |
Alimento |
-------- |
Tabla nº 5 (continuación) |
Hydrochaeris hidrochaeris |
Carpincho |
- |
Comercio-Alimento |
$ 7-10 (cuero) |
Lagostomus maximus1 |
Vizcacha
|
+ |
Alimento- Control Comercio esporádico de carne
de monte. |
$ 0,50- 2,50 (se vende por unidad) |
Microcavia australis |
Cuis, tuco-tuco |
+ |
------- |
------- |
Mazama americana |
Corzuela |
- |
Alimento-Comercio esporádico de carne de
monte. |
$ 5 (pieza entera) $ 2/Kg. |
Pecari tajacu1 |
Chancho del Monte |
- |
Alimento- comercio de cueros-Comercio
esporádico de carne de monte |
Carne: $ 2/Kg. Cuero: $ 3 |
Pediolagus salinicola1
|
Conejo de
los Palos |
+ |
Alimento- comercio esporádico de carne
de monte. |
$ 2 (se vende por unidad) |
Puma concolor1 |
Puma |
+ |
Control alimento-medicinal (grasa buena
para golpes torceduras y dolor de huesos) |
Cuero sin valor, solo se vende a visitantes
ocasionales |
Tapirus terrestris*** |
Anta |
- |
Alimento |
--- |
Tolypeutes mataco |
Quirquincho |
- |
Alimento-comercio esporádico de carne de
monte. Medicinal
(placas del caparazón como antitusivo) |
$ 2 (se vende por unidad) |
Tayassu pecari1
|
Majano |
- |
Alimento- Comercio esporádico de carne de monte |
$ 2/Kg. (demanda esporádica) |
Fuente: Tomado de (Barbarán, 1999)
1.Especies habilitadas para caza deportiva por la DPMARN.
* La especie observada con mas frecuencia durante el trabajo de campo,
fue Teius teyou, sin embargo Cei (1993) describe con área de distribución
coincidente con el área de este estudio a las siguientes especies que reciben el nombre
común de "lagartijas": Polychrus acutirostris, Leiosaurus paronae,
Urostrophus gallardoi, Liolemos chacoensis, Stenocercus caducus, S. roseiventris,
Tropidurus etheridgei, T. melanopleurus pictus, T. spinulosus, Homonota borellii, H.
horrida, H. whitii, Phyllopezus pollicaris przewalsky, Vanzosaura rubricaudata, Ameiva
ameiva ameiva, Cnemidophorus ocellifer, y Mabuya dorsivittata. Las especies de los
géneros Liolemos y Tropidurus al alimentarse principalmente de hormigas, serían
desagradables al gusto debido al ácido fórmico por lo que probablemente no serían
consumidas (Chani, com. pers.).
** El tuco-tuco, también llamado coi o cuis, podría corresponder a
dos especies de acuerdo con su área de distribución: Galea musteloides o Microcavia
australis (Redford y Eisemberg, 1993). Debido a que los cuises son difíciles de
atrapar, posiblemente hacen uso de estas especies en épocas de inundación, cuando se ven
obligados a abandonar sus refugios.
*** Casi extinto, los pobladores de la ribera argentina del río
Pilcomayo lo cazan en Bolivia o Paraguay